Rechazo unánime de las empresas de la Región a la reducción de la jornada laboral

Las organizaciones empresariales de la Región rechazan de forma unánime la reducción de la jornada laboral que propone el Gobierno. Los presidentes de la Croem, Miguel López Abad, y de la Asociación Murciana de la Empresa Familiar (Amefmur), José María Tortosa, mostraron ayer su respaldo al manifiesto que ha dado a conocer la patronal nacional de la pequeña y mediana empresa, Cepyme, en contra del acuerdo que negocian el Ministerio de Trabajo y los sindicatos para reducir la jornada semanal a 37,5 horas en dos años.

López Abad y Tortosa coincidieron en la asamblea general de la organización que agrupa a a las empresas familiares.

El presidente de la Croem da por hecho que la jornada de 37,5 horas «va a lastrar todavía más a las empresas, después de todos los años que llevamos con subidas desmedidas. Lo que dijo Cepyme nosotros ya lo habíamos dicho desde el primer día que fui presidente: ni se puede vivir en un monólogo ni se puede vivir en una situación de subida de impuestos a las empresas que las hacen ser menos productivas».

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En este sentido, López Abad apuntó que «España es uno de los países menos productivos de la Unión Europea y, en vez de ir en esa línea, lo que tendríamos que buscar es la eficiencia y la actividad empresarial».

Al preguntarle si da por roto el diálogo social, Miguel López Abad respondió con otra pregunta: «¿Qué diálogo? Como dice el presidente de la CEOE, hay un monólogo. Cuando se imponen las medidas no hay diálogo».

Recordó igualmente que «el 98% de las empresas en España tienen una plantilla de cinco o menos empleados. Al pequeño comercio, si se le reduce la jornada y no se le da la posibilidad de hacer más horas extraordinarias al año, se le está lastrando», afirmó.

Concluyó que, «al final, esto va a repercutir en un resultado negativo no solo para las empresas, sino para la ciudadanía. 

Por su parte, el presidente de Amefmur planteó la necesidad de vincular la reducción de jornada a la productividad. Destacó que las compañías ya han realizado un esfuerzo para incorporar «la sostenibilidad» en su funcionamiento, pero no como «un recurso de marketing», además de la digitalización.

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Tortosa reclama un diálogo que permita analizar los efectos de la reducción de jornada «en cuestión de cantidad y calidad, de sectores, de horarios, de conciliación o de flexibilidad. En el área de trabajo tenemos que hablar y ponernos de acuerdo, pero también tenemos que hablar en la adaptación en el área empresarial». 

Respecto a las quejas recogidas en el manifiesto de Cepyme, José María Tortosa dijo que las compañías familiares ya se habían pronunciado hace un año «sobre el hostigamiento a las empresas, que entonces estaba dirigido contra Juan Roig, presidente de Mercadona. Ya dijimos entonces que ese hostigamiento tiene que acabar».

Por su parte, el presidente honorífico de Amefmur, Tomás Fuertes, defendió que «no hay que incentivar la pereza. Las personas también tienen dignidad y amor propio». Fuertes recuerda que en España «no tenemos oro ni petróleo» y mantiene que «si se soluciona el paro y se crea riqueza, se solucionan todos los problemas». Añade igualmente que las empresas están compitiendo en todo el mundo. «Hoy en día el talento viaja a la velocidad de la luz».

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Encuentro de las empresas familiares

Por otra parte, José María Tortosa avanzó que Amefmur será el próximo año la anfitriona del encuentro anual del Instituto de la Empresa Familiar, que se reunirá en la Región en el primer trimestre de 2025. Recordó que «las empresas familiares en España suman una 335.000 millones de euros y representan el 24% del PIB». En la Región aportan el 92% del tejido empresarial y el 89% de los empleos. 

Tortosa destacó igualmente «la incorporación masiva de las mujeres a la dirección en la empresa familiar», con una representación del 15%, que supera a la del sector privado.

La mayor preocupación de las empresas familiares en este momento es ganar tamaño para poder competir en mejores condiciones. «El tamaño sí que importa. El crecimiento de la pequeña empresa a mediana y de la mediana a grande es fundamental», afirmó.

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Temor a una victoria de Trump que encarecería las ventas a EE UU

César Pérez, responsable de Inversiones de Pictet, expuso a los empresarios que asistieron a la asamblea de Amefmur los principales riesgos que el experto vislumbra en este momento «en el tablero del ajedrez global». A su juicio, el mayor peligro es que las tensiones entre Israel e Irán acaben trasladando la guerra al Líbano.

Pérez augura que una escalada del conflicto de Gaza en Oriente Medio «llevaría a una subida de la cotización del petróleo, a pesar de hay un exceso oferta significativo», dado que produciría «un shock en los precios».

Además del encarecimiento de la gasolina, «un escenario de guerra o de incertidumbre hace que el consumidor se retraiga, tal y como ha ocurrido a raíz del conflicto de Ucrania, porque el ahorrador tiene miedo».

César Pérez también advierte de las graves consecuencias que tendría el posible triunfo de Donald Trump en las elecciones del próximo noviembre en EE UU, que se traduciría en un mayor proteccionismo frente a China y a Europa. Según sus estimaciones, Trump provocaría un incremento de los aranceles a las empresas exportadoras europeas del 10%. Recordó igualmente que el candidato republicano ha llegado a mostrarse partidario de que EE UU salga de la OTAN. «Con Trump no sabemos lo que podría hacer en política», dijo.

El mejor escenario para el experto sería la retirada del actual presidente, Joe Biden, que podría ser sustituido en la carrera la Casa Blanca por Kamala Harris, aunque cree que «lo ideal» sería la candidatura de Michelle Obama.

Ante el temor que ha despertado en Europa y sobre todo en Alemana la competencia que los coches eléctricos fabricados en China, César Pérez llegó a aventurar que quizás había que plantearse «fabricar tanques en lugar de coches» para poder mantener el suministro de armamento a Ucrania en caso de que la guerra con Rusia siga alargándose.

Respecto a las pretensiones de fusión del BBVA con el Sabadell dijo que la operación puede resultar «bastante difícil».