Opinión | Noticias del Antropoceno

¿Sueñan los chatbots con inteligencias artificiales?

Cuando pensamos en robots, nos vienen a la mente esas figuras humanoides de composición metálica y movimientos ortopédicos que hemos visto en múltiples encarnaciones en películas de ciencia ficción. Con la notable excepción de Blade Runner, una historia en la que los robots se consideran iguales a nosotros pero con un destino fatal por decisión de sus fabricantes, o más bien sus creadores como llaman a Tyrrell Corporation. El título de la novela de Philip K. Dick en la que está basada Blade Runner es precisamente ¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas?

Yo no tengo la respuesta a esa pregunta, pero tengo una pregunta parecida. Dado que los auténticos robots que más proliferan de momento lo hacen en forma de chatbots (piezas de software capaces de simular una conversación humana ), mi pregunta es: ¿hará la inteligencia artificial que los chatbots se hagan tan potentes que no podamos distinguir si estamos hablando con una persona real o no? Si en un aspecto se ha desarrollado el software en estos últimos años es en el de la comprensión del lenguaje natural de cualquier interlocutor con el que interactúen. La última pieza en este sistema de relación conversacional potencial es la Inteligencia Artificial generativa, que es capaz de producir textos a conveniencia de cualquier tema inducido por un promtp (una pregunta articulada con instrucciones sobre las características de la respuesta que se requiere). De momento, que quede claro, no es así. Puedes visitar cualquier web o tienda electrónica, e inmediatamente percibes las limitaciones de los chatbots, y la tendencia que tienen a limitar las opciones de respuestas para que no te andes por las ramas. Al contrario que los asistentes personales como Alexa, o últimamente Siri, que cada vez entienden más de lo que les dices y te responden de forma casi natural.

No tengo ninguna duda de que estas funcionalidades se trasladarán realmente a los chatbots, primero progresiva y finalmente de forma disruptiva, como sucede siempre con la innovación. Con ello el comercio electrónico y la atención online recibirán un impulso decisivo. También los comercios físicos podrían aprovecharse de estos avances, utilizando las pantallas de escaparate para desplegar conversaciones con el transeúnte que se pare ante ellas para preguntar sobre algún producto.

De hecho, mi empresa está trabajando en ello actualmente. En cualquier caso, lo veremos más pronto que tarde.

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