Opinión | El blog del funcionario

Vayan haciendo hueco a los inmigrantes

Nadie va a poder parar al ser humano en busca de una vida digna, huir de las guerras y las sequías, es lo que haríamos usted y yo

Foto de archivo de trabajadores inmigrantes en el Campo de Cartagena.

Foto de archivo de trabajadores inmigrantes en el Campo de Cartagena. / Felipe García Pagán

Según el INE, que no suele fallar en sus proyecciones -al contrario que el CIS de Tezanos-, en quince años doblaremos prácticamente el número de inmigrantes que llegarán a la región murciana, pasando de unos trescientos mil a más de medio millón, y es que los movimientos migratorios en el mundo no habrá ni vallas con cuchillas que lo pare, y es que la crisis climática, que llevará a la gente a abandonar sus tierras por la sequía, lo que provocará guerras en muchos países, no ha hecho más que empezar.

Las caravanas de migrantes que vemos en México y otros países centroamericanos camino de EE UU las veremos también aquí, en la vieja Europa, lo que sin duda se convertirá en el mayor y mejor combustible para los partidos de extrema derecha, que en nombre de la seguridad sacarán su ADN supremacista.

Así que, al calor, a la desertización del levante y a la falta de agua tendrán que sumarle los movimientos migratorios. La que ahora se está liando por un puñado de inmigrantes en el hospital naval de Cartagena será un problema menor en los próximos años.

Sería bueno -salvo que queramos que siga creciendo el monstruo de la extrema derecha- que los partidos denominados ‘mayoritarios’ y ‘democráticos’ comiencen cuanto antes a tomar medidas públicas para regularizar y normalizar a millones de seres humanos que están dispuestos a dejarse la vida con tal de tener una mínima oportunidad de progresar.

Dentro de unos años, Europa será poblada por millones de migrantes; las ciudades -grandes y pequeñas-, nuestros campos y nuestros hogares verán como habrá que compartirlo con otros seres humanos que han empezado a ocupar los puestos de trabajo que ningún español ni murciano quiere ocupar, y las siguientes generaciones serán compañeros y compañeras de nuestros hijos y nietas, y cuando menos nos lo esperemos, serán nuestros médicos. Mohamed será el profesor de sus hijos, Fátima la enfermera que le tratará en el hospital y, quizás, Fabián, un cirujano de origen boliviano, el responsable de la unidad de trasplantes de la Arrixaca. O quien le llame desde la Administración pública para ofrecerle un puesto de trabajo temporal a un tal Pepe García sea un administrativo que responda al nombre de Mamadou, natural de la Arboleja.

El mundo va a cambiar. Seguramente los que estén leyendo este artículo estaremos, en el mejor de los casos, jubilados, pero nuestros descendientes convivirán con la pluralidad y con diferentes creencias religiosas, e incluso muchos de los futuros representantes que veamos en los ayuntamientos, en las Asambleas autonómicas e incluso en las Cortes Generales hasta sean mujeres con velo (hiyab).

Sería bueno que la pedagogía ganara al miedo, que la planificación ganara espacio a la improvisación y que las amenazas dieran paso a las propuestas.

Nadie va a poder parar al ser humano en busca de una vida digna, huir de las guerras y las sequías, es lo que haríamos usted y yo, así que lo mejor que podríamos hacer es no echar gasolina al fuego, sino apagarlo, o por lo menos controlarlo.

Suscríbete para seguir leyendo