Opinión | El prisma

¿Puede convertirse en un circo la Asamblea regional? / Ya lo es: multipista

Lo que muestran realmente las desaforadas críticas de Alpañez contra Egío y Torres es que la extrema derecha usa torticeramente las leyes democráticas para boicotear su cumplimiento

Rubén Martínez Alpañez, diputado de Vox, y Víctor Egío, diputado de Podemos, en la Asamblea regional.

Rubén Martínez Alpañez, diputado de Vox, y Víctor Egío, diputado de Podemos, en la Asamblea regional. / Iván Urquízar / LMU

Para desgracia de los anales de la democracia en la Región, la Asamblea ya se ha convertido en un circo sin mucho sentido desde que el presidente Garre dejó de serlo, en el que la actual mayoría que apoya al Gobierno de coalición PP-Vox campa por sus respetos haciendo literalmente lo que le viene en gana con absoluto desprecio de reglas y modos parlamentarios.

No hay más que ver que desde que empezó esta legislatura ‘una o ninguna’ de las mociones de la supuesta oposición de PSOE y Podemos fue admitida por la mayoría. Nota marginal; el firmante lleva semanas esperando en vano respuesta desde que, por curiosidad, se le ocurrió preguntar a los servicios de prensa y a una portavoz de los grupos opositores cuántas de sus mociones fueron rechazadas por los que mandan en la Asamblea.

La callada por respuesta obtenida no es óbice para que lo peor sea que los grupos mayoritarios están plenamente dedicados al autobombo y a maniobras autoritarias aprovechando su predominio en los escaños para boicotear la aplicación de cualquier ley previamente aprobada que no les guste. Como la de protección del Mar Menor, sin ir más lejos.

Este circo no es nuevo. Quedó instaurado con el primer gobierno en minoría de López Miras, gracias a la espantá de los pseudoliberales Ciudadanos, encabezados por la inefable líder Martínez Vidal, que traicionaron su palabra proclamada y optaron por la derecha del PP. Volvieron a repetir la traición pocos meses después pactando con el PSOE. Esta vez fue doble: «los de la rubia» al PP; los opositores a ella, a su propio partido y a sus propias firmas.

Desde entonces, quedó inaugurado el circo multipista en el Paseo de Alfonso XIII, que fue especialmente trafullero bajo la presidencia del felizmente fenecido políticamente Gran Cofrade Pregonero, tan aficionado a los sermones y a las lagrimitas como era. Con esa Presidencia digna de olvidar y la alianza del PP con tránsfugas liberaloides y parafascistas, el pretendido órgano de representación de todos los murcianos quedó convertido en un espectáculo más digno del Teatro Chino de Manolita Chen o del toreo bufo de El Bombero Torero que de cualquier ejercicio parlamentario al uso.

Con el Gran Cofrade Pregonero quedó inaugurada también la época en que la Presidencia de la Asamblea hacía y deshacía a su antojo, dando poco menos que guantazos (dialécticos) a cualquier opositor que osara alzar la voz en disconformidad. Digna continuadora de esa época es la actual presidenta, la pinatarense doña ‘Visi’, como bien demostró en la sesión del pasado miércoles con el trato dispensado al diputado podemista Víctor Egío.

Que no vengan ahora quienes han convertido el Parlamento regional en una merienda de negros a estigmatizar al diputado izquierdista díscolo porque se cabreara ante las mentiras manifiestas proferidas por el portavoz de la extrema derecha voxista, un ‘señor’ apellidado Martínez Alpañez. Falsedades en la misma línea que las escupidas antes por la misma boca contra el diputado socialista Juan Andrés Torres. En ambos casos, igual motivo: el cumplimiento de la conciliación familiar establecida por ley.

Es decir, lo que muestran realmente las desaforadas críticas de Alpañez contra Egío y Torres es que la extrema derecha usa torticeramente las leyes democráticas para boicotear su cumplimiento. Y esto sirve tanto para el derecho al permiso de paternidad, que tenían Egío y Torres, como para los palos en las ruedas que Vox, con la aquiescencia del PP de López Miras, intenta poner el desarrollo y aplicación de la protección del Mar Menor, hay que insistir.

La estrategia es la misma y el grupo parlamentario de López Miras la secunda directa –véase la actuación de la doña Visi el miércoles– o indirectamente –nótense las declaraciones y actitud de ese ‘peaso’ portavoz popular que ya quisiera tener tantos estudios como verborrea–. Así que, ahora que parece haberse firmado un acuerdo regulero sobre el CGPJ, descansen todas sus señorías murcianas en el estío, dénse un ‘pienso’ y a ver si el próximo curso político convencen a los murcianos de que la Asamblea sirve para algo más que para tener varias pistas.

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