Opinión | Café con moka

Azul

Pocas veces en Murcia contamos con la oportunidad de contemplar obras de un nivel tan alto: Picasso, Sorolla, Madrazo, Miró…

‘Les saltimbanques’ (1904), de Pablo Picasso.

‘Les saltimbanques’ (1904), de Pablo Picasso. / L.O

Pocos colores como el azul son tan tremendamente evocadores, tan polisémicos en su concepto y tan ligados en el simbolismo a distintos momentos de la historia del arte. Desde el azul de la bandera europea, al azul pintado en La Anunciación de Fra Angelico, o el azul con el que se encalaban las casas populares en la huerta de Murcia y de nuestro Mediterráneo, y el azul del lapislázuli de la máscara de Tutankamón. Es un color que no deja indiferente, que nos interpela, que nos acude. Mi hijo desde que aprendió sus primeras palabras ya lo nombraba y aseguraba que era su color favorito. Azul, azules turquesas, azules prusias, azul ultramar, azul celeste, azul cian. El azul que nos recuerda el cielo y el mar.

Esta semana visitábamos la exposición de la colección privada ‘Abelló’ que el magnífico Centro Cultural de Las Claras nos regala a toda la población de Murcia y nos destacaba tremendamente el exquisito gusto del montaje, pero más aún de la selección de piezas que esta familia ha ido realizando con dedicación a lo largo de varias décadas: la mezcla de pintura de diferentes épocas desde el siglo XVI hasta nuestras fechas. Como en un espacio, tan relativamente reducido, se puede contemplar la evolución desde la pintura Renacentista y Barroca a las vanguardias del siglo XX. Pocas veces en Murcia contamos con la oportunidad de contemplar obras de un nivel tan alto: Picasso, Sorolla, Madrazo, Miró… artistas tanto nacionales como internacionales que han marcado la historia del arte y que no dejan indiferente a quien los contempla.

Mientras mi hijo descubría los mismos con cierta curiosidad desde su carrito, mi hija pequeña daba algunos de sus primeros pasos en mitad de una sala en la que colgaban cuadros solemnes e inmensos, en ocasiones, y otras veces pequeños, íntimos, en los que unos marcos exquisitos celebran y rodean algunas de las mejores piezas que estos pintores han legado a la humanidad.

Por encima de numerosas obras que ‘me hubiera llevado a casa’, como bromeaba con el ‘Hombre del Renacimiento’, nos sorprendió el buen gusto y el atrevimiento de que con un concepto tan sencillo y profundo como el azul, las comisarias de la exposición habían conseguido un nexo de unión y un discurso magnífico.

Siendo las piezas tan diversas en temáticas, en cronología y en autores, hilvanarlas y unirlas a través de esa dependencia con el pigmento azul, buscando la relación que el arte ha hecho siempre con este rey de los colores, nos parecía a ambos una idea acertada.

Azul, más allá de un color y una sensación, es ahora también para nuestra familia un acercamiento a la grandiosa colección de los Abelló. Y, siempre, la posibilidad de sumergirnos en una historia del arte que nos ofrece nuevos horizontes a los que arribar.

Suscríbete para seguir leyendo