Universidad de Murcia

Julio Imbernón: "La actividad física es una forma divertida, sencilla y económica de cuidarnos"

JULIO IMBERNON

JULIO IMBERNON

Javier Vera

Javier Vera

¿Qué le llevó a formarse en Psicología en la Universidad de Murcia?

Siempre tuve ese «gusanillo» por la psicología, pero me resultaba un mundo opaco y desconocido. Sé por qué me quede y por qué realizo mis estudios de doctorado aquí. En la facultad de psicología de la Universidad de Murcia hay una pasión especial por la materia en los profesionales de todos los departamentos. Es algo muy bello. Es lo que me ha hecho llevar mi proyección laboral al mundo de la psicología deportiva y la psicología forense.

¿Cuál es su relación actual con la UMU?

Actualmente estoy realizando mis estudios de doctorado en el departamento de Psicología Social, colaborando en su grupo de investigación y también con el grupo de investigación de Psicología Deportiva. Respecto a mi proyecto de tesis, está enfocado al desarrollo de un protocolo de técnicas de entrevista investigativa basadas en evidencia, lo que vendría a ser como emplear técnicas de recogida de información en distintos ámbitos (ya sea policial, judicial, forense…) que ayuden a conseguir un relato veraz, detectar las incongruencias o errores, ver posibles indicios de engaño o falta de información, etc., evitando las dinámicas hollywoodienses de «poli bueno, poli malo». Se trata de potenciar la información mediante la relación positiva entre entrevistador y entrevistado a través de técnicas replicables y sencillas.

También durante los últimos años he estado realizando prácticas extracurriculares como psicólogo deportivo desde el Servicio de Actividades Deportivas en el Centro de Medicina del Deporte de la UMU.

¿Qué labores se llevan a cabo desde el Centro de Medicina del Deporte de la Universidad de Murcia para promocionar la salud a través de la práctica deportiva?

En los últimos años hemos tenido bastantes actividades, como carreras populares, clases de yoga y pilates, pero, sin duda, los más llamativos pueden ser los programas enfocados al personal docente y administrativo de la UMU.

Porque el deporte no solo es esencial para mantener un buen estado físico, sino también mental, ¿no es así?

El deporte nos ayuda a cuidarnos, a mimarnos, a sonreír. Más allá del Anima Sana In Corpore Sano y otros eslóganes, a nivel académico la gran mayoría de los autores que se dedican al estudio de la actividad física en el entorno laboral señalan sus beneficios. El problema es cómo gestionar el tiempo. Después de 8 horas de clase, trabajo o tiempo en familia, iniciar una actividad deportiva no nos parece lo más atractivo del mundo. Romper esa barrera es la clave, una vez ya se ha establecido una rutina, se ven los beneficios, la cohesión de un grupo, el conocer gente nueva, socializar, descubrir hasta donde nos podemos esforzar, disfrutar y relajarnos. Hay que evitar la polarización de ideas de «estar en el sillón vs estar sudando» de los gurús virtuales de ahora. La actividad física es una forma sencilla, divertida y económica de cuidarnos. De proteger nuestra salud y al mismo tiempo disfrutar. Para ello hay que plantear metas, objetivos, experimentar y ver cómo podemos adaptarlo a nuestras necesidades y deseos.

Los casos de depresión y ansiedad entre el estudiantado universitario han aumentado en los últimos años. ¿Cree que el fomento del ejercicio físico puede ayudar a solucionar esta problemática?

Indudablemente. El ejercicio físico es una experiencia que tanto a nivel individual como en grupo es beneficiosa. Por supuesto, el primer paso para mí sería recomendar plantearse adquirir recursos y un espacio donde hablar de ello mediante terapia.

También es experto en la gestión de Redes Sociales enfocada a menores. ¿Qué riesgos nos encontramos actualmente al respecto?

En los móviles y tablets no se encuentra la Caja de Pandora, pero en un uso irresponsable siempre va a haber algún susto. Los principales son el poner información privada en la red (nombre, calle, hábitos, rutinas, familiares), relacionarse sin barreras (perfil publico, agregar a desconocidos, meterse en redes sociales destinadas al sector adulto) y el peor de todos, no poder hablar de ello en casa. El principal predictor de un incidente que pueda poner en riesgo la integridad de un menor es la ausencia de mediación digital, pensar que con bloquear paginas o poner un horario esta todo resuelto. Es una cuestión de hablar de manera adecuada de lo que esta bien, lo que esta mal y lo que es un riesgo. Criar y educar se trata de crecer en familia, de dotar de recursos, compartir experiencias, identificar riesgos y conocer cómo actuar. La principal táctica de los agresores en la red es crear una situación de aislamiento, evitar que el menor acuda a sus padres en búsqueda de ayuda. Si estas barreras se hablan en casa, pueden ahorrar algo más que un susto.

¿Cómo de importante es un correcto y seguro acceso al «infinito» mundo digital por parte de niños y niñas?

De la misma manera que puede ser enseñarle a un niño de primaria que no hable con desconocidos por la calle, o a un adolescente qué hacer si alguien le sigue por la noche al volver a casa. El problema es que el señor de la furgoneta con la gabardina y los caramelos esta en nuestro imaginario de fábulas y sabes cómo atajarlo. Al desconocido que te pide una foto o que lleva hablando con un adolescente como «el amigo online», no.

En mi experiencia, los padres y madres no saben qué redes sociales, cuántos seguidores o con quienes hablan sus hijos, y esto es importante. Tienen que hablar activamente con sus hijos de qué les gusta ver, qué es adecuado y qué no, pero esto puede ser difícil. Educar y proteger de los desconocidos o de los abusones en la red es vital. El principal consejo que doy a los padres para conseguir ese acceso seguro es que aunque no sean expertos en lo digital, lo sean con sus hijos. Seguramente le sigan repitiendo hasta en su tierna adolescencia que quiten la mesa o se laven los dientes, pues en lo digital sucede lo mismo. Educar y crecer con ellos es una inversión que tienen que hacer día a día.