Cae ‘El Karateca’ en una macro operación contra el tráfico de cocaína

Amanecer primaveral en Bullas con un silencio sepulcral. En la madrugada de este martes se escuchaba algún que otro grillo y, a lo lejos, los motores de los vehículos que a esa hora de la noche circulaban por la autovía del Nororeste de camino a sus trabajos. Vamos, lo típico de un día laboral a las seis de la mañana. Lo único extraño en la pintoresca calle de chalets adosados de color amarillo era la anormal cantidad de coches policiales llenos de agentes que a las cinco de la madrugada irrumpieron en la vivienda de Pedro Sánchez Guirao.

El narcotraficante, conocido como ‘El Karateca’, acabó detenido ayer junto con otra treintena de personas en una macro operación conjunta de la Guardia Civil y la Policía Nacional contra el tráfico de drogas.

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De forma simultánea, los registros estaban teniendo lugar en tres domicilios de la localidad murciana, aunque no eran los únicos dispositivos. En total, más de 25 repartidos entre Murcia, Alicante y Castellón. En la localidad alicantina de Aspe se realizaron registros en locales de una banda conocida como ‘Los Chatos’, aunque fuentes policiales apuntaban desde primera hora que ‘El Karateca’ era el cabecilla de esta nueva organización criminal dedicada al tráfico de drogas.

hechos.

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La luz comenzaba a inundar todos los rincones de la Calle Italia mientras los pájaros ya cantaban sin cesar. Los vecinos miraban con sorpresa el dispositivo que durante más de cinco horas ocupó la calle. Unos familiares acudieron a la vivienda al son de la música de la serie ‘Peaky Blinders’ que emitía uno de sus móviles al recibir una llamada. Unos primeros rayos de sol que mostraban el marco de la puerta de la entrada fuera de su sitio y la reja de metal de la ventana que daba al porche de la vivienda arrancada de cuajo.

La intervención dentro de la vivienda se alargó más de la cuenta por la cantidad de personal policial y judicial que se tuvo que activar para llevar a cabo el dispositivo. Sobre las diez de la mañana la Guardia Civil sacó al sospechoso de su vivienda, pero antes de que lo trasladasen rumbo a comisaría le dieron un ‘paseo’ por otras de las localizaciones intervenidas.

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En el domicilio principal registraron dos vehículos de alta gama aparcados en la puerta. Esos coches acabaron incautados, así como una moto y un patinete eléctrico que se encontraban en la casa, además de documentación. El registro de la vivienda del detenido fue exhaustivo. En él participaron más de una veintena de agentes e intervinieron unidades especiales como el Servicio de Desactivación de Explosivos y Defensa NRBQ (Nuclear, Radiológica, Biológica y Química), conocidos como los Tedax o unidades caninas, que intervinieron en dos partes. En primer lugar, con un perro antidrogras y, en segundo término, con otro que reconoce el papel moneda, es decir, billetes.

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Además, desde Madrid se desplazó a la Región la Unidad Especial de Intervención (UEI) de la Guardia Civil. Muy cerca de la vivienda principal se encontraba «el nido»: un almacén. Allí llevaron a Pedro ‘El Karateca’, que alertó de que dentro del inmueble habían explosivos, por lo que los Tedax tuvieron que intervenir para asegurar la casa. No pasó nada. Con una radial, martillos y un motopico que retumbaban en la estrecha Calle del Obispo realizaron las actuaciones en el segundo domicilio.

Ahí localizaron cocaína y detuvieron al segundo implicado. En la Región de Murcia se realizaron registros en otros municipios como Alcantarilla y también en Cieza, donde se inmovilizó un vehículo con destino al depósito judicial.

Seis años de prisión

‘El Karateca’ fue detenido en abril de 2017 junto con otras cinco personas en el marco de una operación de la Policía Nacional contra el tráfico de estupefacientes. Entró en prisión provisional y acabó saliendo de la cárcel al superarse el tiempo máximo, ya que el juicio se fue retrasando por la pandemia del Covid-19. Cuando comenzó el proceso judicial contra él y otros 28 acusados, se autodeclaró como jefe de la banda de narcotraficantes y como propietario del arsenal de armas hallado en una vivienda.

Dirigía una red que se ocupaba del cultivo de marihuana en viviendas repartidas por diversos lugares de Murcia y de la Región, como Molina de Segura, Alcantarilla, Alhama, Librilla y Cehegín, y en las pedanías de Sangonera la Seca, Churra y Puebla de Soto de la capital. Tras declararse en el juicio como jefe de la banda, concedió una entrevista a La Opinión en la que aseguró que no debía entrar en prisión, puesto que tenía pruebas que demostraban su inocencia. Pese a que la petición inicial era de 17 años de prisión, aceptó ser condenado a seis años y tres meses tras reconocer los hechos.