Instituto Armado

Expedientan a una guardia civil trans de Caravaca de la Cruz por llevar el pelo largo

La agente cambió de género cuando entró en vigor la actual Ley Trans: en su DNI ya consta que es mujer, pero su superior le aplicó el reglamento masculino

Una persona porta la bandera trans.

Una persona porta la bandera trans. / EP

Ana Lucas

Ana Lucas

Una agente trans destinada en el puesto de la Guardia Civil de Caravaca de la Cruz ha sido expedientada por llevar el pelo largo, informan fuentes de Jucil, organización que defiende los intereses de la afectada. Aunque el reglamento del cuerpo sí permite que las agentes femeninas lleven el pelo largo, los miembros masculinos del Cuerpo lo tienen prohibido. Y a esta mujer, según denuncian las mismas fuentes, se la ha tratado como hombre.

La agente solicitó el cambio de género en el registro el año pasado, después de que entrase en vigor la Ley Trans. Legalmente, ya es mujer. En su DNI consta como tal. No obstante, no se ha cambiado el nombre y, de momento, tampoco ha modificado su aspecto anterior. Lo que sí hizo fue comenzar a dejarse el pelo largo. Y ahí comenzó el problema.

El corte en los agentes hombres, según obliga la normativa del Instituto Armado, ha de ser ser clásico, con las orejas descubiertas y por encima del borde del cuello del uniforme. Se permite el rasurado completo y quedan prohibidos los peinados con trasquilones. Tampoco se permite llevar, por ejemplo, un trozo de la cabeza completamente rasurado y otro con cabello largo. 

La afectada ha recurrido la sanción ante la Dirección General del Cuerpo y espera su resolución

En el caso de las féminas, se establece que la forma de llevar el cabello ha de permitir colocar la prenda de cabeza (tricornio o gorra, según corresponda). Si cae por debajo del cuello del uniforme, el pelo tiene que ir recogido, bien en una coleta, una trenza o un moño. «Las normas son muy estrictas», precisan miembros del Cuerpo. 

Coleta y con horquillas

En el caso de la agente expedientada, no habría cometido falta alguna si se la hubiese considerado como mujer: ella lleva su pelo correctamente recogido, en una coleta y con horquillas. Pero se le aplicó la norma que rige sobre los hombres.

La perjudicada admite que, la primera vez que se le llamó la atención al respecto, no había comunicado en su trabajo, por los conductos reglamentarios, su condición de mujer. Cuando contó a su teniente que había cambiado su género y así constaba en su DNI, el teniente lo trasladó al sargento. La agente entendió entonces que se le aplicaría ya el reglamento femenino, pero con lo que se encontró fue con un expediente por «no cumplir la normativa». Se la trataba como si fuese un hombre.

Le hablan en masculino

Además, destacan desde Jucil, en el expediente se dirigen a la mujer trans en todo momento en masculino, a la que se refieren como «el guardia civil»

Alegan los superiores de la agente, para justificar la amonestación, que oficialmente no había informado de su cambio de género y que el hecho de decirlo después «no desvirtúa los hechos, al efectuarse en un ámbito restringido, y a fin de evitar una sanción».

Personas celebran la aprobación de la Ley Trans en el Congreso.

Personas celebran la aprobación de la Ley Trans en el Congreso. / EP

Represión por escrito

El capitán de Caravaca de la Cruz considera que la agente ha cometido una falta leve, la cual puede ser castigada con una suspensión de empleo y sueldo o con una reprensión por escrito, que es lo que le ha caído a esta mujer. Esta recriminación, aunque no implique un coste económico, queda en su hoja de servicio. De ahí que la defensa de la perjudicada haya recurrido la sanción, al considerar que esta mujer no ha cometido falta alguna. 

El recurso de alzada está presentado, a la espera de que la Dirección General de la Guardia Civil, en Madrid, se pronuncie al respecto y resuelva, algo que podría aún tardar semanas, incluso meses.  

En el conjunto de España, una docena de agentes de la Guardia Civil han cambiado de género desde que entró en vigor la actual Ley Trans, la cual permita que puedan mantener su nombre masculino.

Es lo mismo que hizo un policía local de Beniel el año pasado: pasó a ser mujer, pero legalmente conservó su nombre y no ha modificado su aspecto exterior.