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Presente y futuro de la educación

Presente y futuro de la educación

Presente y futuro de la educación

J. Alejandro López

Desde hace unas décadas la enseñanza se ha ido nutriendo de la perspectiva constructivista de la educación. Esta corriente centra el proceso de enseñanza y aprendizaje en el alumno como sujeto activo ante el conocimiento y la realidad. El conocimiento no está per sé en el mundo, sino que es construido y la realidad tiene un componente subjetivo, por la que cada uno accede desde su propia visión. Por ello, las críticas al constructivismo se han centrado en que es un enfoque subjetivista, relativista y psicologicista, asumiendo que no hay una verdad universal y una realidad neutra, sino que depende del sujeto y su punto de vista.

En la actualidad a este paradigma constructivista se le añade otro concepto pedagógico denominado como Diseño Universal de Aprendizaje (DUA). El DUA se centra en la inclusión. No es el sujeto el que posee una necesidad o carencia intrínseca, sino que es el medio el que manifiesta esta insuficiencia para atender al alumnado. La meta es de reducir o eliminar las barreras que existen en los centros educativos que no permiten el aprendizaje. Las críticas a esta visión de la educación son diversas, entre ellas, que está basada en la ideología neoliberal, por poner el énfasis en la personalización e individualización de la enseñanza, en lugar de entender la educación como un bien común. El DUA no abordaría las causas estructurales de la educación sino en adaptar el sistema a las desigualdades, siendo un parche, más que una ruptura con lo establecido. Puede acabar provocando una estandarización de la enseñanza más que una atención real a la diversidad, al fomentar, paradójicamente, una homogenización de las experiencias educativas, dando a todos la misma medicina como puede ser el uso sistemático de las tecnologías para atender a la diversidad.

Hoy se nos habla de Educación Inclusiva, como nuevo paradigma de la educación. Esta visión va a centrar sus objetivos en el bienestar emocional, la salud mental del alumnado, teniendo en cuenta los parámetros pedagógicos del DUA, siendo su filosofía base. Este es el presente y futuro de nuestra educación, pero si el sistema no elimina los problemas estructurales, de poco servirán las buenas intenciones utópicas de atender a cada alumno como agente idiosincráticamente diverso.

Dichos problemas estructurales son los siguientes:

Ratios del alumnado. El sistema educativo no puede atender a la diversidad del alumnado con la cantidad de alumnos por aula que encontramos en la actualidad. Muchos casos que atender, distintas dificultades y trastornos del aprendizaje a los que ser sensibles, numerosas circunstancias socio-familiares adversas de los discentes. Sin la bajada de ratios, la Educación Inclusiva es una quimera.

Menor carga burocrática. Cuando enterramos al profesorado en documentos y anexos que cumplimentar y firmar, poco tiempo le queda para pensar en sus alumnos más allá de su calificación final. La reducción de la burocracia es esencial para que el profesorado pueda dedicarse realmente a sus alumnos.

Mayores recursos personales. A mayor atención a la diversidad mayores recursos de especialistas se necesitan. Por ello seguimos reivindicando un orientador por cada 250 alumnos como medida esencial para que la Educación Inclusiva sea efectiva.

La educación del presente y futuro ha de centrar sus energías en eliminar estos problemas estructurales.