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Colectivo de mujeres por la igualdad en la cultura

Prejuicios patriarcales y racistas, discursos oficiales

Los países con más mujeres en el gobierno son más prósperos, lo afirma y lo demuestra con datos un artículo publicado por el World Economic Forum en noviembre de 2023, así como otros trabajos en los que se muestra que los países con mayor representación de mujeres en el gobierno cosechan mayores beneficios sociales. Los ciudadanos obtienen ventajas cuando el liderazgo político incluye a más mujeres, ya que los países con mayor representación femenina en los niveles más altos eliminan la desigualdad jurídica entre los géneros, según un informe del Women Political Leaders y Oliver Wyman Forum. La paridad política es beneficiosa también para la economía.

Si embargo, y a juzgar por las mujeres que lideran los partidos de derecha y ultraderecha europea, Georgia Meloni, Ursula Von der Leyen o Marine Le Pen, o como en su día lo fuera Margaret Thatcher, parecería que el poder en manos de las mujeres no cambia las sociedades o las cambian a peor, como sucedió con los efectos de la famosa afirmación de esta última, La sociedad no existe, existen los individuos, que fomentó la letal ola neoliberal e individualista de la que procedía, y que aún nos consume. Esta percepción de la influencia nefasta de las mujeres con poder a la hora de defender los derechos de los ciudadanos es un síntoma más de la ilusión de la transparencia (Bourdieu), esa certeza intuitiva que circula por las redes y que basa su supuesto conocimiento en simples anécdotas con las que se establecen categorías y afirmaciones universales, como si la realidad fuese simple y se comprendiera de un vistazo. En el tiempo de la posverdad, de las opiniones infundadas, rápidas y sin contrastar, las afirmaciones intuitivas y sin reflexión cunden, y son las que se imponen porque, precisamente, confirman prejuicios patriarcales, clasistas o racistas, conscientes o inconscientes, que deberíamos analizar.

Sucede lo mismo con la inmigración. A pesar de que los inmigrantes en España son 6,5 millones de personas, de un total de más de 48.595. 909 millones de habitantes que tiene nuestro país a fecha de 1 de enero de 2024, y de que esos inmigrantes aportan cada año el 10% de los ingresos de la Seguridad Social, las mentiras de la ultraderecha los colocan como nuestro primer problema, los convierte en seres peligrosos y los señala como chivos expiatorios, culpables de todos nuestros males. Cuando en realidad, según datos oficiales, los trabajadores migrantes aportan 10 veces más a la Seguridad Social de lo que gastan, y España necesitará 24 millones de inmigrantes para mantener la relación entre trabajadores y pensionistas, dado el creciente envejecimiento de la población autóctona. Otro tanto sucede a nivel europeo.

Si dirigimos nuestra mirada hacia la cultura, donde suele afirmarse que las mujeres publican más libros que los hombres, o que las directoras de cine están de moda, sucede que, a pesar de que somos las mujeres quienes leemos más, dado que el porcentajes es de un 69,6% de mujeres frente a un 59% de hombres, son estos los principales productores de literatura; los datos de obras registradas en el ISBN en 2021 sostienen que, de 66.371 títulos inscritos en el Estado español, el 44,3 % son de hombres y el 27,1 % de mujeres. La percepción superficial, de nuevo, nos engaña.

Otro tanto sucede con el cine. En el último festival de Cannes, tras un año, el 2023, donde hubo siete directoras en competencia, más que en ninguna de las convocatorias anteriores, el año 2024 ha vuelto a reducir el número de directoras a cuatro; una desigualdad que viene siendo habitual en este tipo de certámenes.

La percepción patriarcal y racista produce lo que podríamos llamar un sesgo de confirmación de sus prejuicios, lo que nos lleva a pensar que las mujeres copan los espacios públicos en distintas disciplinas y que los inmigrantes son quienes nos roban el trabajo y el pan, cuando las primeras siguen siendo excepción, y los segundos sostienen los cuidados de nuestros ancianos, los cultivos de nuestros campos y los trabajos menos cualificados y deseados por nuestros compatriotas, además de contribuir con sus impuestos al bienestar general, siendo sometidos en ocasiones a condiciones ilegales e inhumanas, como acabamos de comprobar en las detenciones por explotación laboral en Alhama y La Hoya.

En nuestra región, donde los discursos simplistas y populistas de la derecha que nos gobierna desde hace treinta años se imponen, sucede que el discurso oficial nos presenta como una comunidad próspera y hermosa, La mejor tierra del mundo, mientras los datos la sitúan como la cuarta Comunidad Autónoma con más pobreza del país, situándose la pobreza infantil 8,5 puntos por encima de la media nacional. Además, y en consecuencia, sufrimos pobreza energética, según la EAPN, y el abandono escolar sigue en alza, alcanzando el 19% del alumnado, la tasa más alta de España. Una verdad que se escamotea y queda al margen de los triunfalistas discursos oficiales.

Habría que cambiar el relato instalado como hegemónico, el marco interpretativo que aplicamos a una realidad que da muestras evidentes de que no se corresponde con ese relato oficial y mayoritariamente compartido.

Mientras tanto, es importante mantenernos atentos a los sesgos que producen nuestros prejuicios, racistas, clasistas y patriarcales, aumentados por el efecto burbuja de las redes y la polarización que estas impulsan. Es importante contrastar nuestras impresiones con los datos y comprobar la fuente de estos en un mundo donde el relativismo se impone y la verdad se esconde entre afirmaciones contrapuestas, a menudo infundadas.

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