Opinión

LA VIDA EN UN POST-IT PACO LÓPEZ MENGUAL

De Molina, ni el polvo ni la harina

Sé que voy a pisar terreno resbaladizo… pero hoy voy a pedir que le quiten el nombre de una calle de mi pueblo a un individuo, y me da igual que sea santo. Me estoy refiriendo a San Vicente Ferrer, aquel que nos despreció a los molineros inmortalizando aquella frase «de Molina, ni el polvo ni la harina». Aún no había sido canonizado santo cuando fray Vicente Ferrer, subido a lomos de un burro y acompañado del escribiente Leonardo García, pasó por mi pueblo. Iba camino de Castilla, tras haber predicado y hecho un milagro en Murcia, cuando se detuvo en Molina para ofrecer uno de sus adoctrinadores sermones. Lejos de la multitud que se le acercó en la capital, aquí solo captó la atención de dos viejas y un perro. Para colmo, cuando se vino a dar cuenta, le habíamos robado uno de los burros.

Fue entonces cuando enfurecido dijo: «Leonardo, escribe en tu libro lo siguiente: de Molina, ni el polvo ni la harina». Y para dar ejemplo de lo que había dicho se quitó la sandalia y la sacudió con fuerza para que no quedase en la suela ni una pizca de la tierra de este pueblo. Luego, montado en la parte trasera del burro del escribiente abandonaron los dos Molina.

Estarán ustedes de acuerdo conmigo en que hay que ser gilipollas para dedicarle una calle a un tipo que, por muy santo que sea, ha lanzado un exabrupto de tal calibre a toda una ciudad, para vergüenza de las generaciones venideras.

Para que no se me alboroten los del Pequeño Vaticano, propongo que a esa calle le ponga el nombre de algún otro santo del que los molineros nos podamos sentir orgullosos como San Pascual Bailón (toc, toc, toc) o San Cayetano, un santo muy generoso con nosotros, pues a pesar de tener su ermita en Monteagudo, solía hacer sus milagros entre la gente de Molina.

Por cierto, San Vicente Ferrer realizó en vida 860 milagros, documentados por su fiel Leonardo García. No sé si entre ellos contabilizaría el ‘milagro’ de la desaparicin del burro en Molina.