Opinión | Tribuna libre

Joaquín Contreras Rivera

En Adif no hay políticos

La coexistencia en cualquier ministerio de cuerpos técnicos con responsables o titulares políticos es de una coherencia indiscutible que nadie pone en duda, aunque en pocos ministerios tienen mayor peso que en el de Fomento. La propia naturaleza del ministerio lo exige, pues la construcción y mantenimiento de las grandes infraestructuras públicas de transporte (terrestre, marítimo y aéreo), comunicaciones, urbanismo, infraestructuras hidráulicas… dependen de tales cuerpos técnicos, agrupados en entidades y organismos dependientes, que en el caso del Transporte Ferroviario, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, Adif, es el de mayor entidad al ser el propietario de la infraestructura y el gestor y administrador de los servicios ferroviarios. Renfe es la propietaria de los trenes y operadora de los servicios ferroviarios, que ha de competir con otros operadores privados en la nueva etapa que se abre a la libre competencia no sólo nacional.

Decisiones políticas. Los técnicos y los titulares políticos tienen funciones y responsabilidades distintas aunque complementarias, pero aquéllos desarrollan su función en base a las decisiones que los titulares políticos toman en coordinación con el Gobierno de turno. La red de Alta Velocidad Española o los Corredores Transeuropeos son decisiones o acuerdos tomados en el ámbito político o gubernamental y a partir de tales decisiones los cuerpos técnicos desarrollan su función elaborando los proyectos que les transfieren unas decisiones políticas acertadas o desacertadas de las que ellos no son responsables.

El desacierto de la llegada del AVE a nuestra región por Alicante, desde Monforte del Cid, abandonando la línea histórica Cartagena-Chinchilla, no es achacable a los técnicos, sino a los políticos; como tampoco lo fue la supresión del ferrocarril Murcia-Andalucía en 1985 o la llegada del AVE en superficie decidida en 2014. Estas decisiones políticas han determinado la elaboración de proyectos y actuaciones periciales de cuya decisión los técnicos no son responsables.

Soluciones desacertadas. Sin embargo, en determinados momentos del desarrollo de una gran infraestructura, como una línea de Alta Velocidad o un corredor ferroviario, los técnicos plantean soluciones que pueden tener consecuencias negativas para la ciudadanía de los lugares que atraviesa, como es el caso de la supresión de servicios ferroviarios que podrían mantenerse, como los de Cercanías Murcia-Lorca-Águilas, o los servicios de larga distancia con Madrid. En estos casos las decisiones de los técnicos deberían ser mediatizadas o modificadas por los políticos del ámbito correspondiente que como representantes de la ciudadanía vienen obligados a conocer sus necesidades, requerimientos y derechos. En el caso del Corredor Mediterráneo hacia Andalucía ha faltado este papel del político que hubiera requerido o exigido a los técnicos una afección menos gravosa para los habitantes de las ciudades afectadas.

En el caso de los trenes con Madrid, el tramo de obras en Barriomar puede exigir el corte puntual y temporal de las circulaciones de trenes entre Murcia del Carmen y Alcantarilla, pero la nueva llegada y salida de tales trenes debe tener una solución lo menos dañosa posible para los usuarios del tren (¡precísamente en el 2021, Año del Ferrocarril!).

Y de nuevo nos encontramos con una decisión de unos técnicos que debería ser ‘corregida’ por el político de turno, como representante democrático de los ciudadanos: la propuesta de salida y llegada de los trenes a Madrid desde el apeadero de Archena es a todas luces inaceptable, y puede estar tomada por quienes han contemplado sólo la dimensión técnica del problema, obviando la dimensión humana de los usuarios del ferrocarril, entre otras razones por desconocimiento de las consecuencias de la misma.

Plantear una salida y llegada de los trenes a Madrid desde un apeadero en un enclave no urbano y alejado, teniendo que atravesar el peor nudo de comunicaciones por carretera de la Región, como es el cruce de las Autovías A-7 (Alicante-Andalucía) y A-30 (Murcia-Madrid) con el acceso al Campus universitario de Espinardo, es porque no se conoce el terreno. La búsqueda del nuevo punto de llegada y salida de estos trenes no puede ocasionar un nuevo trauma al tal vez inevitable traslado y trasbordo en autobús con equipaje o con dificultades personales de movilidad incluidos. Y soluciones mejores las hay en un radio de acción de 5 o 6 kilómetros.

Murcia - Cargas. Desde 1987, en Nonduermas existe una estación de mercancías, ‘Murcia-Cargas’, que además de andenes para la carga y descarga de trenes y camiones o contenedores con sus correspondientes hangares y naves de almacenaje, cuenta con una estación de viajeros con su jefe de estación en servicio, con su paso inferior de pasajeros entre andenes, con su reloj parado a las 4:10 horas de un aciago día en que Renfe decidió que en dicha estación no subirían ni bajarían más viajeros, pero por cuya fachada siguen pasando (¡sin parar!) los trenes que desde Murcia del Carmen salen en dirección a Madrid, por la línea histórica Cartagena-Chinchilla-Madrid o hacia Lorca-Águilas, porque los de Granada dejaron de pasar desde aquella aciaga Nochevieja de 1984 por decisión de un ministro de Fomento, Enrique Barón, y su Gobierno. Esta humilde Estación de Viajeros de Nonduermas dispone de servicio de vigilancia 24 horas, multitud de andenes en donde pernoctan los trenes que al día siguiente salen de la Estación Murcia del Carmen, amplio espacio de aparcamiento, acceso directo desde la carretera de Alcantarilla que en tan sólo diez minutos permite realizar desplazamiento desde la capital.

Lo digo porque tal vez alguien pueda pensar que cuando hacemos la propuesta de tomar el tren en Nonduermas, su tren va a salir entre camiones, contenedores y mercancías diversas. No. ¡Se trata de una estación de viajeros! ¡No de un apeadero en medio del campo! Tan sólo tiene un defecto: los andenes, con algunos años pero en perfecto estado, resultan hoy un poco bajos y han de ser recrecidos poco más de medio metro, como exigen las normas actuales de acceso a los trenes. Pues, para eso tenemos a los técnicos; ¿es tan difícil ese recrecimiento o una sencilla pasarela peatonal por la que acceder a los vagones sin tener que saltar? Nadie que conozca la situación puede entender que nos lleven al apeadero de Archena, en medio del Campo de Molina, para coger el tren, con lo fácil que sería aquí.

Andenes bajos. Lo planteé yo mismo a los técnicos de Adif en sus dependencias centrales de Madrid, a donde nos desplazamos el 30 de septiembre, en presencia del delegado del Gobierno. Y se nos dijo lisa y llanamente que «no es posible porque los andenes son bajos». ¡Que grave problema!. Lo hemos reiterado al propio delegado del Gobierno y al equipo de gobierno municipal de Murcia. Lo hemos manifestado en los medios. ¿Será posible que no se pueda resolver el problema técnico de recrecimiento de unos andenes? El quid de la cuestión es que no tenemos al político que diga a los técnicos que no aceptan la solución de Archena y que es menos traumático y lesivo para los ciudadanos salir desde Nonduermas. Porque como hemos dicho anteriormente, en ocasiones los técnicos deber ser mediatizados por verdaderos políticos que conozcan y defiendan los intereses de los ciudadanos.

Pues en ocasiones quienes toman las decisiones son personas que no conocen el lugar de las infraestructuras que proyectan ni los problemas que ocasionan a la ciudadanía, pudiendo ser evitados. Tal vez algo tenga que ver que esta ‘Arcadia nuestra’ tampoco tiene ‘autonomía ferroviaria’, pues somos la provincia pobre de una Región Valenciana a la que le han añadido una hermana desheredada que pinta bien poco en el conjunto de una Comunidad Valenciana histórica y geográficamente diferente de Murcia. ¿Pueden creer mis amables lectores que fue un técnico ferroviario valenciano, que tal vez no conozca Murcia fuera del organigrama y el ámbito ferroviario, quien eligió el apeadero de Archena, después de bajar de un coche en Nonduermas y echar una ojeada de no más de algunos minutos? Así puede que lo entendamos.

¿Tienen que decidir en Valencia cómo resolver los problemas del ferrocarril en nuestra Región?

¿A qué esperan nuestros gobernantes? La Glorieta no puede inhibirse.