Patrimonio

Las vidrieras de la Catedral de Murcia regresarán más coloridas, luminosas y mágicas que nunca

Los tres paneles centrales del templo llevan seis meses en el taller segoviano Vetraria, donde se están sometiendo a un proceso de limpieza, reforzado y restauración

Así lucirán las vidrieras de la Catedral de Murcia restauradas

L.O.

Lola López

Lola López

Las vidrieras de la Catedral de Murcia fueron lo primero en salir al iniciarse las obras de restauración del templo, y serán lo último en volver a su lugar. Desde entonces, presiden el taller Vetraria de Segovia, donde Pablo Muñoz Ruiz y el resto de su equipo trabajan, incansables pero extremadamente meticulosos y cuidadosos, para devolverles el color, la luz y la fuerza.

Por sus manos y utensilios han pasado también los cristales del Banco de España, el Congreso de los Diputados y las catedrales de Segovia y Ávila, entre otras construcciones emblemáticas. Se trata de uno de los talleres de vidrieras más importantes de Europa, por lo que no es casualidad que Orthem –la empresa encargada de las obras del imafronte murciano– haya confiado en ellos para la tarea de devolver la magia a estas especialísimas láminas de cristal coloreado.

Porque las imágenes de San Pedro, San Pablo y la Virgen de la Fuensanta que iluminan la Catedral murciana tienen una serie de particularidades que han hecho que se decidiera conservarlas a pesar de no ser las originales de la fachada, sino que están firmadas por José Maumejean alrededor del año 1900.

«Normalmente en una vidriera suele haber muchos más blancos –explica el artesano–, sobre todo en una fachada barroca como la de Murcia, pero estas son muy cromáticas, buscaban impresionar». Y lo consiguen, en parte, por el hecho de que miden el doble de lo que suele ser habitual, lo cual hizo que la parte más ardua de este proceso fuera, precisamente, el desmontaje, mientras que la restauración en sí ha sido «laboriosa, pero no complicada», cuenta Muñoz.

Una vez acabadas las obras, se instalarán con un vidrio exterior y un sistema de ventilación entre ambas piezas para asegurar que los trabajos hechos congelen en el tiempo el color, la magia y la luz –ahora mucho más potente y viva– que caracterizan a las vidrieras de la Catedral de Murcia.