Mujeres poetas en un claro del bosque

María Cegarra: "La poesía como química de la vida"

Llena sus poemas de espiritualidad y los dota, ademas, de la verdad que habita en ella, que en muchas ocasiones está cargada de dolor y duelo

María Cegarra

María Cegarra / L.O.

María Encarnación Carrilo García

De claro en claro del bosque, llegamos hoy a la ciudad minera de La Unión, donde nació y vivió toda su vida María Cegarra. Hija de comerciante y maestra, estaba muy unida a sus hermanos Andrés, poeta fallecido joven, y Pepita. Fue la primera mujer perito químico de España, creó su propio laboratorio para el análisis de minerales que estuvo al servicio de la industria de la minería de la zona durante años. Y fue profesora de la Escuela de Peritos Industriales y Maestría de Cartagena y en otros centros de Formación Profesional y Bachillerato.

Además, fue la primera mujer concejal en el ayuntamiento de La Unión en la década de 1960. Se codeó con Carmen Conde y Antonio Oliver y participó en las actividades de la Universidad Popular que ellos habían fundado en Cartagena, y se relacionó con Raimundo de los Reyes y los poetas Miguel Hernández y Ramón Sijé. Incluso podemos encontrar publicaciones en las que se afirma que con Miguel Hernández tuvo algo más que una amistad, una cuestión que ella siempre desmintió.

A lo largo de su vida publicó seis poemarios: Cristales míos (1935), Desvarío y fórmulas (1978), Poesía completa (1986), Cada día domingo (1986) y Poemas para un silencio (1999). Según sus palabras publicó el primer poemario debido a la muerte de su hermano. Ella era la persona que ayudaba a Andrés con los textos que escribía poniendo por escrito lo que él le dictaba, pues su enfermedad se lo impedía. Según nos cuentan Barceló y Cárceles en su libro Escritoras Murcianas (1986), ella comenzó a escribir cuando muere su hermano, animada, también, por Carmen Conde y Antonio Oliver.

A María le hacía disfrutar la química, por un lado, pues decía que «la química son unos nombres y unas letras… que te dicen hasta el secreto de la vida y la muerte»; y también le hacía disfrutar la poesía, la cual calificaba como un divertimento personal que la hacía feliz pues según sus palabras, «ella escribía para sí misma, más que para comunicarlo a los demás». Destacaremos de sus dos poemarios Cristales míos y Desvaríos y fórmulas, por su singularidad, en cuanto al eje vertebrador metafórico en torno al que están escritos, que son los minerales y la química, un campo temático que la autora conocía muy bien debido a su formación como ingeniera química.

Este conocimiento profundo de los conceptos que habitan los poemas le sirve a María para utilizarlo como imagen y metáfora, cargándolos además de espiritualidad y dotándolos de la verdad que habita en ella, que en muchas ocasiones está cargada de dolor y duelo, como podemos ver en el poema que traemos hoy de Cristales míos, su obra primera .