Artes escénicas

Pepón Nieto: "La vida es muy aburrida si uno ya sabe lo que va a pasar"

 El marbellí regresa a la Región con ‘La comedia de los errores’, una loca versión del clásico shakesperiano que lleva cerca de un año cosechando aplausos allá por donde va. Hoy se presenta en la Semana de Teatro de Caravaca de la Cruz 

Pepón Nieto en un momento de la obra. | JERO MORALES

Pepón Nieto en un momento de la obra. | JERO MORALES

Enrique Soler

Enrique Soler

Pepón Nieto, que hace un año era reconocido con el premio del Festival de Teatro, Música y Danza de San Javier, regresa hoy a la Región con La comedia de los errores. Esta vez lo hace de la mano de la Semana de Teatro de Caracava de la Cruz, que en el escenario de la plaza de toros de la localidad presentará, desde las 22.00 horas, esta comedia shakespeareana con versión de Albert Boronat y dirección de Andrés Lima. Un elenco compuesto por Antonio Pagudo, Fernando Soto, Rulo Pardo, Avelino Piedad y Esteban Garrido acompañarán al popular y laureado actor en esta historia, la de un hombre y su creado que viajan a Éfeso en busca de sus respectivos hermanos gemelos. Pero claro, aquella antigua ciudad del mar Egeo está llena de fulleros, de magos capaces de engañar el ojo, de oscuros hechiceros que trastornan el juicio, de brujas asesinas que deforman el cuerpo, de truhanes disfrazados de charlatanes y, claro, de pecadores libertinos. El querido intérprete marbellí anticipa en esta entrevista todo lo que hay que saber sobre la función de esta noche.

¿Qué nos trae en esta ocasión, Pepón?

Una comedia muy divertida. Una de las primeras que escribió Shakespeare y que a nosotros nos da la oportunidad de montar una verdadera fiesta sobre el escenario. Y ese era un poco el propósito de este proyecto: queremos que los espectadores se peguen una buena fiesta a nuestra costa, que disfruten y que celebren el teatro.

Y celebrar el error.

Eso es. Celebrar lo bonito que es equivocarse y no tener siempre la razón; poder entrar en duda continuamente sin que eso signifique un fracaso. Creo que esta cuestión nos viene muy bien a día de hoy... Me da la sensación de que vivimos todo el rato amenazados con la posibilidad de equivocarnos, y si lo hacemos es que somos muy malos. Pero no: la vida no viene con un libro de instrucciones, e igual no sabemos hacerlo todo bien, lo que debería ser perfectamente entendible. Y, te digo más, igual en la equivocación está la sal de la vida...

Shakespeare retrata en esta obra una sociedad que seguramente podemos comparar con la nuestra; el escenario, al menos, es muy parecido.

Es lo que tienen los clásicos, que nos definen muy bien. Shakespeare es como un bisturí que disecciona al ser humano, y habla muy bien de nuestros sentimientos y de cómo funcionamos. La cuestión es que, en lo esencial, no hemos cambiado tanto desde el siglo XVI o XVII. Ahora las comunicaciones son otras, y todos tenemos un montón de pantallas, pero realmente lo que nos mueve a todos, lo que mueve al mundo, es al final el mismo.

En concreto, se podría ver aquella Éfeso como una traslación de lo que ocurre actualmente en las redes sociales.

La verdad es que sí. Todo el mundo aparenta lo que no es, todos tienen una vida perfecta, y, si no, la fotografiamos. Ahora que llega el verano, a mí me encanta ver en mis redes tantos pies descalzos y tantos mojitos en la orilla de la playa, me dan mucha envidia.

Y eso que, en esta comedia, chiringuito y cerveza no nos va a faltar.

Sí. Para empezar, es una comedia muy mediterránea, y luego que yo tenía claro que lo que quería es que la función fuera una fiesta; quería pasármelo bien, vaya. Y Andrés Lima, el director, que me conoce bien, ha montado una especie de chiringuito con un DJ que va pinchando música. De hecho, eso es lo que nos da el pie y el pretexto para contar la historia.

Una historia de enredo. Conviene advertir al espectador de que va a tener que estar muy atento...

El argumento es un poco lioso, sí... Y nosotros, lejos de intentar masticárselo al público, preferimos que sean ellos quienes descubran esta historia dándole un poco a la cabeza. Pero, en esencia, son dos parejas de gemelos, unos amos y otros esclavos, que fueron separados al nacer. Unos buscan a los otros, pero estos no saben de su existencia. Entonces se encuentran en la misma ciudad y son confundidos por sus mujeres, por los mercaderes y por toda la gente que vive allí. Es un argumento muy clásico. Shakespeare vivió de Plauto. Esto de los gemelos –acuérdate de Lina Morgan– siempre da lugar a la confusión, al enredo y, por tanto, a la comedia.

Toda obra de teatro busca enviar un mensaje que nos haga pensar. En este caso, ¿podría girar en torno al origen de aquello que acordamos llamar ‘lo verdadero’?

Creo que el teatro es un arte transformador, que te tiene que cambiar de alguna manera. No quiero salir del teatro de la misma manera que entré, siempre que voy a ver una función, sea la que sea, quiero que de alguna manera me toque, que haya un mensaje que me mueva. Sentirme interpelado o darme cuenta de que lo que está (o me está) sucediendo. De hecho, creo que el teatro es el arte más renovador que hay; nunca te deja indiferente. Y esta función es un pretexto para pasárselo bien y para divertirse, pero también tiene un mensaje, claro; es más, tiene muchas capas (no sola que señalas).

Pero, en general, habla de que no es tan grave equivocarse, de que debemos de darnos cuenta de que la vida está llena de tropiezos y no podemos sufrir demasiado por ellos, que lo que tenemos que hacer es levantarnos y seguir hacia adelante. Porque equivocarse es completamente lícito, y de todos los errores se aprende. La vida es muy aburrida si uno ya sabe lo que va a pasar. Siempre es mucho mejor ver por qué caminos te lleva, para encontrar cosas que no te esperabas.

¿Qué tal ha sido el trabajo con Andrés Lima?

Maravilloso. Con Andrés y con todo el elenco. Tenía muchas ganas de pasarlo bien con los compañeros dentro y fuera del escenario, porque al final pasas mucho tiempo con ellos cuando estas de gira; fíjate que llevamos casi un año con esta función y nos quedan seis meses más... Acabas compartiendo con ellos más rato que con tu familia, así que yo necesito que en cierto modo nos convirtamos en una [familia]. Y la verdad es que he tenido mucha suerte en ese sentido, porque La comedia de los errores es un disfrute para los seis que estamos sobre el escenario; nos lo pasamos muy bien, y eso en parte es porque hay muy buena sintonía (lo que se traslada al patio de butacas).

Estrenaron en Mérida y pasaron por San Javier y Almagro, entre otros muchos festivales y teatros. ¿Qué tal está siendo la acogida?

Fantástica. Y no siempre es así, ¿eh? Cualquier empresa que uno emprende siempre espera que sea la mejor, pero la realidad a veces no es tan benévola. Sí supiéramos cual es la llave del éxito, ya te digo yo que esto del teatro no lo produciríamos nosotros, lo harían los bancos. Pero si hay una clave, esta obra la tiene, porque nos lo pasamos muy bien nosotros y se lo pasa muy bien el público. Llenamos por donde vamos y siempre terminamos con el patio de butacas en pie, y eso es una satisfacción enorme.

Además de con La comedia de los errores, ¿en qué está ahora?

Estoy haciendo series. He terminado Superstar, una producción de los Javis que dirigen Nacho Vigalondo y Claudia Costafreda para Netflix. Por otro lado, estoy rodando Furia, una serie para HBO que dirige Félix Sabroso. Y sigo con esta función, con la que estaremos hasta finales de enero, terminando en Valencia.