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Carmen Gallego: poemas para comprenderse

"Leer para conocer otros mundos y escribir para conocerse a sí misma"

Poemas para comprenderse | ANA MARTÍN

Poemas para comprenderse | ANA MARTÍN

Pascual Vera

Pascual Vera

Carmen Gallego siempre ha escrito por pura necesidad. Nació en una casa sin libros, en la que su padre, sin embargo, leía constantemente aquellas novelas que se cambiaban en los quioscos por una peseta, y su madre leía todo lo que caía en sus manos, desde revistas hasta prospectos de medicinas.

Los libros solo empezaron a llegar a su hogar a partir de que ella empezara a tener edad de leer. Lecturas para el cuerpo y para el alma. Y también escritos propios. Para Carmen, ambas facetas en torno al mundo se convirtieron pronto en indispensables. Leer para conocer otros mundos y escribir para conocerse a sí misma. Su diario pronto se convirtió en un poderoso aliado en el que contaba todo lo que le sucedía. Pronto se dio cuenta de que, al leerlo, el diario le devolvía cosas diferentes. Le hablaba de cosas en las que no había reparado. Así empezó todo: escribir para saber después lo que decían de ella las palabras, unas palabras que sabían cosas de ella que ella misma desconocía.

De los diarios a los versos

Sabe Carmen que la palabra es poderosa, y tan amplia como cada cual sea capaz de confiarle.

El mundo de la luz que nos / envolvía

dejó de ser nuestro aliado,

contra él hubimos de luchar.

pero ay, amor, lo hicimos / por separado.

Lo que antecede a estas líneas es el primer poema de Carmen, que aún recuerda, producto de una ruptura.

Pronto descubrió Carmen la fuerza de la poesía. A semejanza con sus diarios, que fueron el desencadenante para comenzar a escribir, a su poesía la condujo el desamor. El sencillo poema que precede a estas palabras fue el primero que escribió, hace ya medio siglo. Y fue el primero de una larga entrega y dedicación. Esa forma de expresarse por medio de la poesía abrió algo en su interior que ella no había previsto.

Lo que crea, destruye

Pero lo mismo que inspira poemas, el desamor también los destruye. Y otra ruptura amorosa la llevó a quemar todos sus poemas. Solo transcurrido un tiempo se dio cuenta de la tragedia que podría haber supuesto esta pirómana acción en su vida. Pero acabó reemprendiendo el camino de expresarse con aquellas estrofas que ya le eran tan familiares.

Los poemas distan mucho de ser una terapia. Lo sabe bien Carmen, para quien sus versos son algo muy íntimo y doloroso. Pero, al leerse, vuelve a aquella etapa de la niñez y su diario, en la que la palabra abre para ella nuevas perspectivas y conocimientos.

Escribir para buscarse

Escribe Carmen sobre el dolor, pero sabe que los estados no son en vano, que la risa y el llanto nos llevan a una nueva parte de la realidad, y que el dolor desde el que redacta abre nuevas puertas de la conciencia y de la realidad. Y la poesía, como antes lo hacían las palabras de su diario, vuelve a descubrir a Carmen nuevas situaciones en las que no había reparado.

No sabe Gallego definir la poesía, pero sí que sabe que no podría vivir sin ella. Porque la poesía, está segura, tiene las claves de lo que es para ella el sentido de la vida. Un sentido que también está en los sueños, en el baile, en las canciones… Pero, sin duda, es la poesía uno de los pilares en los que descansa y se apoya su vida. En esos poemas que lee y en los que escribe. En los que ha recopilado en A solas (2012), El vuelo del olvido (2014), El loto azul (2018) y en Sin lechos de certidumbre (2022), los cuatro poemarios que ha publicado hasta la fecha. Y en los que les seguirán.