Entrevista | Raquel Torres Actriz

Raquel Torres: "Apostamos por la justa medida, porque no es ni lo que hace la hormiga ni lo que hace la cigarra"

La responsabilidad de la función familiar de la Semana del Teatro de Caravaca recae este año sobre La Murga Teatro, que esta noche llega a la ciudad para darle un giro a la archiconocida fábula de la cigarra y la hormiga

La actriz y directora Raquel Torres, de La Murga Teatro, que mañana llega a la Semana de Teatro de Caravaca.

La actriz y directora Raquel Torres, de La Murga Teatro, que mañana llega a la Semana de Teatro de Caravaca. / L.O.

Enrique Soler

Enrique Soler

La clasificación de España para la final de la Eurocopa de fútbol obligó a aplazar la participación de La Murga en la Semana de Teatro de Caravaca de la Cruz. Sin embargo, los más menudos entre los aficionados a las artes escénicas en la localidad no tendrán que esperar mucho para disfrutar con La cigarra y la hormiga, la obra que este año protagoniza la función infantil (o familiar) del festival y que se podrá ver mañana en la Plaza de Toros de la localidad.

Se trata de una versión libre del cuento a cargo de la también actriz Raquel Torres, que hace las veces de directora. Serán Raquel Catasús y Carmen Ibarra quienes levanten sobre las tablas esta versión de la fábula de La Fontaine; versión «divertida, ágil, tierna y emotiva». Creada a través del movimiento y del gesto, y con un humor entrañable y para todos los públicos –incluida la primera infancia–, cuenta con algo de música y una destacable belleza visual que cobra especial protagonismo. Y, por supuesto, es un viaje por las cuatro estaciones en el que los presentes asistirán al nacimiento de una gran amistad entre la cigarra y la hormiga.

La cigarra y la hormiga

Fecha: Martes, 21.30 horas.

Lugar: Plaza de Toros, Caravaca.

Entrada libre hasta completar aforo.

Dicen que se trata de una «versión libre» del cuento.

Sí. Hemos querido reconvertir la clásica fábula de La Fontaine en algo mucho más tierno, moderno y actualizado. Se trata de una historia que abarca todos los colores y todos sentidos.

Y en la que la música y las imágenes tienen un protagonismo especial.

Queríamos introducirnos en el mundo de la primera infancia, a partir de los tres años, y sabemos que lo plástico, la música y el lenguaje físico, más que el verbal, es clave. Son cosas que ayudan a llegar antes a esas edades.

Con una moraleja que pueden recoger los más pequeños, pero también los adultos.

Durante la obra se trabaja mucho el tema del trabajo sí o trabajo no, y del descanso necesario. Al final, y nosotros, lejos del mensaje clásico del cuento, apostamos por la justa medida, que no es ni lo que hace la cigarra ni lo que hace la hormiga, que tiene que aprender a descansar para disfrutar de la vida y mirar más allá del horario laboral. Y la cigarra, claro, debe aprender a valorar lo que le aporta el trabajo al ser humano (o vivo, en este caso). Es un mensaje que quizá no apela tanto a los pequeños, pero sí a los familiares que les acompañan. Y, por otro lado, los más jóvenes se llevan lo bonito del comienzo de una gran amistad. Porque, en el inicio de la obra, la cigarra y la hormiga se detestan, ya que tienen formas muy diferentes de entender la vida, pero poco a poco, con el paso de las estaciones, se van uniendo.

Trabajar con el público infantil no es fácil. Se dice que es el más sincero que hay...

Sin duda. Pero lo bueno de esta obra es que te atrapa desde el minuto uno. Y tanto por la historia como por su puesta en escena, con momentos muy cómicos. Hemos estrenado hace poco, pero en todo lo que hemos hecho hasta ahora el público ha estado supermetido, con los ojos abiertos y siguiendo la obra de manera muy intensa; no se mueven del asiento.

La obra ha sido mediante juego: los niños se reirán y los adultos se verán reflejados

La Semana de Teatro siempre dedica una función al público infantil. Al final, es el espectador del mañana, ¿no?

Claro. Hay que cuidarlo y tratarlo con mucho respeto. No se puede pensar que para los niños todo vale; hay que tomar en su debida consideración al espectador infantil, que mañana se convertirá en ‘joven’ (al que también hay que cuidar, ojo). Porque la idea es, efectivamente, que cuando sean adultos sean unos apasionados del teatro.

¿Cómo valora esta política del festival?

Muy positivamente. Creo que es muy importante hacer cosas así; no puede haber una Semana del Teatro en la que solo te dirijas al público adulto, siempre hay que hacer un hueco para el público infantil, y en Caravaca lo han tenido muy claro desde el primer momento. Este ciclo tiene oferta para todas las edades y para todos los gustos.

¿Cómo se consigue que grandes y pequeños mantengan la atención?

Hay un lenguaje y temáticas universales, como hemos hablado antes. Este espectáculo se ha creado a través del juego, pero un juego tan humano que a los niños les va a causar risa y en el que los adultos se van a ver reflejados. Porque en muchas acciones de la obra lo que mueve a estos dos personajes son los miedos y las etiquetas, algo de lo que también está impregnado el mundo adulto... Que no tengan duda los mayores que vengan de que se van a implicar en esta historia.

Por cierto, en la compañía tienen lo que ustedes llaman ‘La Murga Escuela’, además de algunos cursos de formación. Cuénteme.

Tenemos clases durante todo el año, pero hace unos diez años creamos la Escuela Internacional del Mediterráneo para los meses de verano. Todos los años traemos grandes figuras del panorama nacional e internacional para formar a los interesados, porque este mundo es como el de la medicina: está en constante evolución y hay que seguir avanzando. Este año tenemos, por ejemplo, a Andrés Lima, que ha sido es dos ocasiones Premio Nacional de Teatro y también tiene varios premios Max de las Artes Escénicas; es todo un referente en la historia del teatro contemporáneo español.

Y también La Murga, porque no hay muchas compañías que puedan decir que llevan 42 años encima de los escenarios (tiempo que les ha dado para pasar muchas veces por Caravaca). ¿Cuál es el secreto?

¡Hemos pasado en muchas ocasiones por Caravaca! Desde con aquella ¡Ay, Carmela! hasta hace un par de años con Tic, tac... Poe; es decir, tanto como obras infantiles como La cigarra y la hormiga como con otras para adultos. Y no sé cual es el secreto, pero supongo que es clave la experiencia de nuestro director, Alfredo Ávila, que fue quien empujó en 1982 a la compañía y quien ha seguido peleando y luchando hasta ahora para que el proyecto siga en pie, renovando año tras año el panorama teatral.

¿Y en qué están trabajando ahora?

Acabamos de estrenar esta obra con la que venimos a Caravaca y también estrenamos hace muy poco Maldita herencia, que seguro que muy pronto se podrá ver por aquí. Y ya estamos pensando en nuestra siguiente comedia de adultos... Pero todavía no se puede revelar nada. Se trata de una historia que está escribiendo para nosotros Alfredo Ávila.