Jazz San Javier

La vida puede ser maravillosa: cuestión de clase

Lee Ritenour y Dave Grusin ofrecen en el Auditorio Parque Almansa una lección magistral que, si bien supo a poco –sobre todo por el reducido tiempo que estuvo su invitado Ivan Lins sobre el escenario–, dejó momentos de brillantez y una cálida sensación de aires brasileños en la noche sanjavierina

Lee Ritenour y Dave Grusin: suma de talentos en Jazz San Javier

El maratón de la segunda semana del Festival Internacional de Jazz de San Javier empezó este jueves con dos popes sobre el escenario: Lee Ritenour y Dave Grusin. Fue la noche de dos viejos amigos a los que luego se sumó otro, el gran Ivan Lins; un concierto emotivo, repleto de sentimientos, demostración de que la sabiduría puede reemplazar a la juvenil ilusión: una cuestión de oficio y clase. Los grandes de otra época suelen conservar el señorío.

El que fuera fundador de Fourplay, Lee Ritenour, llevó la voz cantante. Conoció a Dave Grusin cuando era un joven guitarrista en el Brasil ‘66 de Sergio Mendes, y desde entonces han creado una asociación donde la amistad duradera y la sinergia son evidentes. Ambos visitaban nuevamente San Javier presentando, precisamente, Brasil (2024), su nuevo álbum conjunto, una exploración accesible de la música brasileña contemporánea. 

Ritenour ha estado sumergiéndose en la música brasileña prácticamente desde el comienzo de su carrera, y su concierto en el Parque Almansa fue una demostración placentera de cómo el jazz brasileño ha sido absorbido firmemente por la corriente principal del jazz/funk estadounidense. Además, como artistas invitados estuvieron el citado Ivan Lins, icónico vocalista y compositor brasileño, conocido por su colaboración con Lee y Dave en el álbum Harlequin (1986), y la vocalista Tatiana Parra: «Esta joven tiene una voz que vamos a usar como instrumento», así la presentó Lee. Les acompañó discretamente en algunos momentos, como en la relajada Chovendo na roseira. Ella participó en el disco y ha colaborado con Lins.

Lee, o ‘Captain Fingers’, como lo conocen sus seguidores, nunca se ha considerado un gran renovador, pero ha sabido sacar excelente provecho a su técnica espectacular y a su decidida flexibilidad conceptual. Se pudo sentir la conexión creada en el escenario. La música era precisa, la vibración andaba suelta, y los solos se hacían a la manera de los grandes: sin excesos, sin llegar a sobrecargar; así ocurrió con The village, y Etude y su sonido cristalino de smooth jazz abriendo el concierto.

Ya la distribución en el escenario (Grusin y Ritenour a la derecha) indicaba que habría interacciones múltiples sobre una sólida base rítmica: el brillante Munir Hossn al bajo y, en la batería, Wesley Ritenour, quizá más inspirados –sobre todo el bajista , transmitiendo pasión– que las propias estrellas.

A Ritenour le encanta tocar jazz puro –al estilo de Wes Montgomery o Joe Pass–, groove con aromas brasileños. Cargaba sus solos de notas, las articulaba con precisión, con la resolución de la frase siempre a la vista. Dave Grusin ofreció solos románticamente melancólicos en el piano de cola, como ocurrió en It might be you, de la película Tootsie (1983), uno de los grandes momentos. «¿Hay alguien más en el publico de mi edad, para quien ya sea tarde?”, preguntó con buen humor.

Con Grusin, Ritenour estableció una especie de soliloquio compartido más que un diálogo al uso: suele suceder cuando se trata de músicos de carácter y opinión propia. Nada parecía hacerle más feliz que tener a Dave Grusin, que acaba de cumplir los 90, a su lado –«habría que hacer una wikipedia para él solo», dijo– cuando tocaron únicamente ellos en el escenaro la balada de Antonio Carlos Jobim Olha Maria (Amparo), pero sorpresa o innovación hay que buscarlas en otra parte.

Lejos de perderse en ejercicios de improvisación, Ritenour juega con las melodías en un continuo recorrido por el mástil. Junto al teclado de Grusin esparcieron un ligero aroma brasileño con Stone flower, de nuevo de Jobim. El repertorio también incluyó canciones de Milton Nascimento –cuya influencia ha sido profunda en la trayectoria musical de ambos–, como Cravo e canela, y una conmovedora composición de Ritenour, For the palms, inspirada en los devastadores incendios que destruyeron su hogar de Malibú en 2018.

Un tributo a la amistad

Hacia el ultimo tercio del show, apareció Ivan Lins que es, junto a músicos como Djavan, Edu Lobo o Joao Bosco, uno de los compositores más importantes de la música brasilera, después del gran Jobim. Victoriosa fue un tributo conmovedor a la amistad y colaboración con Ritenour. A poco de cumplir 80 años, Lins está lleno de vida, se mantiene orgulloso y erguido frente al teclado eléctrico, dictando el ritmo, mirando directamente al público y difundiendo sin esfuerzo una vibra feliz. Quizás el cantautor brasileño más sofisticado, canta con una particular mezcla de dulzura y pasión, y sus canciones son siempre armónicamente ágiles. Sus intervenciones redondearon un programa bien ejecutado y solventemente arreglado (aunque sin riesgos). «La vida puede ser maravillosa», repetía en Victoriosa; la cantó con Tatiana, que le acompañó también en Arlequim desconhecido.

La velada supo a poco y no colmó por completo las expectativas, con un Ivan Lins que apenas tuvo presencia, aunque hubo momentos esplendidos. El bajo funk de Lay it down condujo directamente al bis. Ritenour presentó a Lins y Grusin («maravillosa combinacion»). Si hubiera que quedarse con algo verdaderamente especial, la elección recaería precisamente ahí, en la escalofriante Começar de novo (convertida en hit por Barbra Streisand), con la que se despidieron; una magistral y emotiva intervención a dúo que les hizo rejuvenecer por lo menos treinta años, y es que la música de estos gigantes siempre posee un alto valor terapeútico.

Aplazado al lunes el concierto de Carole Alston en La Manga

La dirección del Festival Internacional de Jazz de San Javier informó este viernes de que el concierto de Carole Alston previsto para mañana domingo en el Puerto Tomás Maestre, en La Manga del Mar Menor, tendrá lugar, finalmente, un día después, el lunes, en el lugar y a la hora prevista. El cambio está relacionado con la celebración de un partido de fútbol de interés general como es la final de la Eurocopa entre Inglaterra y España. La coincidencia horaria entre este encuentro y el show de la vocalista norteamericana ha llevado a los organizadores a aplazar esta cita 24 horas, manteniendo el horario (22.00 horas) y la entrada libre hasta completar aforo.