Jazz San Javier

Calexico: "Me encanta el idioma español, y el sentido de la armonía y el ritmo en la música Latina"

 Son ya una leyenda del indie folk, y su visión particular de la americana/country alternativo y tejano les ha llevado a lo más alto

Joey Burns y John Convertino (cuarto y quinto empezando por la izquierda) con el resto de la actual formación de Calexico.

Joey Burns y John Convertino (cuarto y quinto empezando por la izquierda) con el resto de la actual formación de Calexico. / L.O.

Calexico, personalísima banda de Tucson liderada por Joey Burns (voz y guitarras) y John Convertino (batería), llega esta noche al Auditorio Parque Almansa dentro de la programación de la vigésimo sexta edición del Festival Internacional de Jazz de San Javier. Son ya una leyenda del indie folk, y su visión particular de la americana/country alternativo y tejano les ha llevado a lo más alto. De hecho, fue una de las bandas definitorias que ayudaron a impulsar la escena moderna en Estados Unidos, y su nombre hace alusión a un territorio sonoro imaginario y fronterizo entre el desierto de Arizona y México. Con semejante presentación, no extraña su rock de aires mariachis, con cumbia norteña, spaghetti western, ambiente crepuscular y fiesta latina.

No obstante, Joey Burns y John Convertino son músicos de jazz, aunque Joey creció tocando rock y música clásica. Se mudaron a Tucson para unirse a Howe Gelb como sección rítmica de su banda de rock del desierto Giant Sand, antes de seguir su propio camino como Calexico. Camino fructífero en el que Burns y Convertino –junto a una lista cambiante de músicos– han convertido a la banda que hoy nos visita en uno de los grupos de guitarras más consistentes de las últimas dos décadas. Sus álbumes tienen un sonido inconfundible, y tanto sus letras como su estética visual fortalecen esos vínculos fronterizos.

Con Joey Burns hablamos del maravilloso álbum Feast of wire (2003), que les sacó de gira para celebrar su vigésimo aniversario, y también del más reciente, El Mirador (2022) y de su música de alta gama. Todo ello, por supuesto, con motivo de su visita al Jazz San Javier, donde aparecen como uno de los grandes reclamos.

¿Cómo se sienten tocando en un festival de jazz?

Yo estoy encantado. Tengo una larga historia tocando en festivales de jazz con Calexico (North Sea Jazz y Montreux, por ejemplo) y también de cuando tocaba el bajo en la banda de mi instituto, en California.

En sus comienzos.

Sí. A los 15 años tocaba el bajo y nuestra big band actuó en el Hollywood Bowl Playboy Jazz Festival de 1984. Pero bueno, todos los miembros de Calexico son muy buenos músicos y no tienen problemas a la hora de adeptarse a diferentes ambientes, porque intentamos preparar nuestros sets de manera que encajen bien con la propuesta del festival en el que nos encontramos. Así que supongo que en San Javier tocaremos más canciones abiertas a solos y a experimentar.

¿Qué experimentará el público que asista al concierto de Calexico en el Jazz San Javier?

Primero debo decir que tenemos muchas ganas de tocar en San Javier. Espero que nuestra presencia añada energía y buenas vibraciones al festival. Tocaremos algunos instrumentales y canciones tanto en inglés como en español. Canciones de nuestro último álbum, El Mirador, y, por supuesto, de Feast of wire, del que estamos celebrando su vigésimo aniversario. Completaremos el set con canciones de álbumes anteriores y algunas versiones.

¿Cómo ha evolucionado su música? De grabarla ahora, ¿sería muy distinta?

Empezamos con grabadora analógica de bobina abierta, y luego pasamos a cinta analógica de 16 y 25 cortes. Imagino que nuestra forma de grabar y los enormes almacenes vacíos de Tucson que utilizamos como ‘estudio’ contribuyeron a dar forma a álbumes como The black light y Hot rail, pero una parte de mí piensa que tendríamos una onda similar si empezáramos hoy como banda.

¿Dejar Los Ángeles y mudarse a Tucson les puso más en contacto con la gente y la música?

Personalmente, para mí fue algo bueno, porque hacía más trabajo creativo sin la sombra del negocio musical corporativo. En Tucson hay un ambiente más artístico y universitario, y su escena musical es rica y variada. Con el tiempo conocí a mucha gente de backgrounds distintos, y no sé si eso habría ocurrido en Los Ángeles.

¿Feast of wire podría considerarse un disco que ha marcado su sonido? ¿Qué sensaciones produce ahora tocar ese álbum?

Creo que en 2003, cuando publicamos Feast of wire, los siete días de girar y grabar resultaron en una buena combinación de ingredientes musicales y líricos. Disfruté entonces tocando las canciones de este álbum tanto como ahora. Están bien escritas, y en mi opinión han resistido la prueba del tiempo. Estoy deseando tocar algunas de ellas para todos ustedes.

¿El Mirador tiene un sentimiento latino más fuerte que otros álbumes de Calexico? ¿Cuál era el objetivo a la hora de grabarlo? ¿Por qué ese título?

Hay más presencia latina en El Mirador, sí; quería que Sergio Mendoza y otros miembros del grupo y amigos nuestros participaran más en este álbum. Quería mostrar las influencias de vivir en Tucson y de viajar por todo el mundo. Queríamos también hacer un álbum que representara la energía de nuestros directos. Una celebración de todo lo que hay bajo nuestra etiqueta musical. El título se decidió porque queríamos que la gente pensara en mirar hacia una perspectiva positiva, como cuando se tiene una vista panorámica sobre la naturaleza y el mundo en que vivimos.

¿Fue reconfortante grabar las canciones de El Mirador? ¿Cómo fueron las sesiones?

Tuvimos la suerte de que el teclista de Tucson Sergio Mendoza construyera un estudio en su patio trasero durante la pandemia. Lo terminó justo a tiempo para que empezáramos a grabar en el verano de 2021. No estábamos seguros de qué haríamos ni a dónde nos llevaría musicalmente, así que John Convertino y yo nos quedamos varias semanas a vivir y trabajar en casa de Sergio. Estrechamos lazos cocinando comida casera, paseando por el desierto y componiendo y grabando ocasionalmente. Para mí fue una de nuestras mejores experiencias grabando un disco. Hicimos el álbum en diferentes sesiones durante el verano y mezclamos con el talentoso Tucker Martine en los estudios Flora de Portland (Oregón). Estamos muy contentos con cómo ha resultado el álbum.

Calexico fueron pioneros utilizando ritmos latinos, letras en español... Ahora todo eso se ha puesto de moda. ¿Por qué hay más canciones con ritmos latinos y letras en español en El Mirador?

Se sentía natural, como una reflexión sobre nuestro hogar musical, en Tucson. Además quería escuchar más de los miembros de la banda que son bilingües. Me encanta el idioma español, y el sentido de la armonía y el ritmo en la música latina.

¿Qué les ha proporcionado la cumbia? ¿Cómo la descubrieron?

Empecé a componer con ritmo de cumbia en 2003 con la canción Güero canelo, y me encanta su simplicidad y cómo el ritmo impulsa el tema. No importa si es un tempo lento o rápido, instantáneamente atrapa tu atención y tienes que levantarte y moverte. Descubrí la cumbia gracias a Sandra Davila, de The Little Cafe Poca Cosa, en Tucson. Ella siempre pone la mejor música...

¿Qué nuevos horizontes se plantean Calexico?

Pues John, Martin Wenk y yo estaremos tocando con un grupo de teatro en Viena (Austria) en octubre y noviembre en la obra de Tennessee Williams Camino Real, escrita en los años cincuenta. Será una nueva aventura para nosotros, diferente pero igual de emocionante. Quién sabe lo que saldrá de aquí, quizás un nuevo álbum o tal vez más trabajo en bandas sonoras.