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La Caja de la Rusa: Aquella iglesia demolida

"La iglesia de los Pacheco se convirtió en el germen en torno al que creció el pueblo y el término municipal"

Antigua iglesia de Torre Pacheco.

Antigua iglesia de Torre Pacheco. / L.O.

Javier Lorente

Javier Lorente

Me emociona esta imagen que hoy rescatamos de entre los documentos de ‘La Caja de la Rusa’, se trata de la antigua iglesia parroquial de Torre Pacheco, hoy tristemente desaparecida. Grandes familias controlaron estas tierras, tras la repoblación cristiana: Los Fontes, con sus extensas posesiones y sus casas solariegas, y luego el marquesado de los Pacheco. Fue en 1603 cuando don Luis Pacheco de Arróniz, deán de la Catedral, solicitó la construcción, junto a su palacio, de la iglesia parroquial de esta villa. El deán Pacheco, como también era conocido, fue una personalidad muy relevante en el siglo XVII, siendo también capellán de Felipe III y un gran mecenas de las artes y la religiosidad, gran colaborador de los Padres Trinitarios y, a su muerte, dejó numerosos fondos para iglesias, conventos, monasterios y personas necesitadas.

La iglesia de los Pacheco se convirtió en el germen en torno al que creció el pueblo y el término municipal. Apenas un siglo después de ser construida empezaron algunos problemas estructurales que exigieron posteriores reformas. Fue en 1971 cuando sucedió un acontecimiento que hoy nos parece todo un atentado hacia el patrimonio: el párroco de entonces, con el apoyo de unas pocas familias beatas, decidió demoler la antigua iglesia para construir una más moderna, cómoda y grande, esa que hoy conocemos con forma de pirámide y que es todo un monumento a aquellos años setenta, de tanto desdén por lo antiguo, cuando la gente dejaba caer caserones de tres siglos y se hacía un chalet repleto de mal gusto, o arrancaba las puertas y ventanas de madera y las rejas de buche de paloma y las cambiaba por otras de aluminio, que exigían menos mantenimiento.

Mucho del patrimonio de nuestra Región se ha dejado caer, mientras mirábamos a otro lado o mientras nos lamentábamos, pero sin mover un dedo para remediarlo, pero lo de la iglesia del Rosario en Torre Pacheco fue todo un dolor. Se conservan fotos del proceso de demolición y ciertamente no son aptas para la visión de gentes sensibles ni amantes de la cultura, no ya de creyentes y espíritus religiosos. Hoy día es rara la familia que no tiene en su casa una reproducción de aquella iglesia, bien una copia de las antiguas fotos, bien uno de los almanaques que con los años se editaron o bien una copia de las obras de varios pintores, entre ellos el gran Manuel Frutos Llamazares.

De entre las muchas historias en torno a la iglesia, cabe destacar que durante la guerra civil se eliminó el último cuerpo de la torre para usarla como zona de vigilancia, o que en 1952, durante las fiestas patronales, un incendio destruyó la antigua imagen de la Virgen. En 2018 se encontró uno de los escudos originales, que estaba desaparecido, en posesión de una familia que se lo llevó cuando la gran demolición.

Hoy día sería impensable la salvajada que se hizo con una de las iglesias más antiguas de los pueblos murcianos. Ahora hay otros métodos más lentos y suaves, aunque igual de dolorosos: la indolencia y la pasividad. Aquellas marquesas que vivieron en la casa del Barón de Benifayó no se imaginaron nunca de lo que serían capaces las mentes sin piedad, por muy piadosas que se creyesen.