Murcian@s de dinamita

Domingo Artés y Mayi: magia en las venas

Domingo y Mayi

Domingo y Mayi

Pascual Vera

Pascual Vera

Este cronista pensó en el mago Domingo Artés para esta vuestra sección de Murcian@s de dinamita con una intención clara: que mi querido mago de cabecera me hiciera para mí solito un número de magia. Y me lo hizo. Sentados en el bar Fénix ante un excelente vino blanco y una bandeja de gamba roja. Bueno, en realidad fue delante de un vaso de agua con gas y sin gamba roja. Pero estábamos sentados en el Fénix. Y el número fue tan satisfactorio como todos los que hace Domingo, que tiene Arte hasta en el apellido. Delante de mis desorbitados ojos convirtió varios pequeños recortes del diario La Opinión en sendos billetes de 50 euros. Y me lo hizo Domingo con esa habilidad que tiene para presentar sus juegos mágicos, porque la magia es ante todo presentación.

Sin presentación, la magia no es nada, me asegura. Y Domingo Artés sabe adornarla como nadie. De ahí los numerosos trofeos y reconocimientos que orlan una carrera que se extiende a lo largo de más de cuatro décadas y está cargada de trofeos que distinguen su trayectoria y la calidad de sus trucos.

Sabe Domingo que los magos tienen algo de actores, de saber interpretar sobre un escenario, y deben escoger bien la música, los momentos, los tiempos, por eso, dice seguro, que la magia es una de las artes más completas que existen.

Si se le pregunta por su número preferido, el que le ha dado mayores alegrías, no duda en señalar el que llama «La desintegración del partenaire», en el que hace desaparecer por partes a su mujer, Mayi, su compañera inseparable sobre el escenario.

Y uno se imagina la paciencia y el cariño que debe profesar a un mago la esposa de un ídem, esperando que, en el momento más insospechado, estando cómodamente en casa, venga Domingo a medirle la altura de una pierna o la anchura de la cadera, mientras se teme lo peor.

A favor del gran Domingo Artés hemos de decir, que hasta el momento ha logrado dejar a su esposa incólume, a pesar de todos los trucos que le ha hecho sobre un escenario, partiéndola en centenares de ocasiones en diversos fragmentos.

Todo comenzó hace 57 años, con Domingo disfrutando de unos momentos de magia ofrecidos por un mago en su colegio de la Arboleja. Tanto el futuro mago como el resto de sus compañeros estaban embrujados por lo que hacía sobre el escenario aquel mago. Y pensó que algún día haría lo mismo.

Unos años después, en aquel bajo de enfrente del Romea que a este cronista se le antoja otro sitio mágico, cambió todos sus tebeos de Spiderman por un libro de magia en el que se explicaba cómo hacer numerosos trucos. Ahí empezó todo. El librito lo mismo le explicaba cómo fabricar una caja para hacer aparecer un conejo, que otra para hacer desaparecer una piedra.

Domingo Artés ha sido siempre un autodidacta, primero actuando para amigos, en colegios, en centros sociales… y más tarde interviniendo en lugares cada vez más importantes, como el Congreso del Desierto de las Vegas.

La magia ha ido siempre con él, porque ha disfrutado muchísimo divirtiendo a la gente, especialmente a los niños. Y esto es algo que a uno se le antoja que puede ser lo más bonito a lo que es posible dedicarse uno en esta vida.

Nos explica Domingo que un mago es como un cantante, y que, si la salud le acompaña, no se jubila, no abandona los trucos de magia sobre el escenario. Pues que te sigamos viendo sobre él, maestro. Por muchos más años.