Entrevista | Joaquín Carmona Hidalgo Cineasta

Joaquín Carmona Hidalgo: "Estamos disfrutando cada paso del camino del guión de 'El dolor de los demás'"

El máximo responsable de ‘Últimas voluntades’ (2023) anunció hace unas semanas su próximo proyecto: la adaptación cinematográfica de la exitosa novela del también murciano Miguel Ángel Hernández

El cineasta murciano Joaquín Carmona Hidalgo.

El cineasta murciano Joaquín Carmona Hidalgo. / Juan Carlos Caval

Asier Ganuza

Asier Ganuza

A Joaquín Carmona Hidalgo (Murcia, 1981) le costó siete años llevar a las salas el que fue su gran proyecto: Últimas voluntades (2023), pero los buenos resultados obtenidos con su ópera prima parecen haber impulsado su carrera como director. De hecho, reconoce que para el que será su segundo largometraje hay, a priori, «más puertas abiertas. Bastantes más». Y seguramente no solo sea, como dice, por su nada desdeñable carta de presentación –la peli que estrenó el año pasado– y el respeto que le ha granjeado en el sector, sino también por lo suculento del proyecto. Porque hace unas semanas anunció, de la mano de Biopic Films, que se encuentra trabajando en la adaptación de la novela El dolor de los demás (2018), de Miguel Ángel Hernández. Esta narración, reconocida con el premio ‘Libro Murciano del Año’ pero que tuvo gran repercusión a nivel nacional, gira en torno a una historia real: el asesinato en plena huerta de una mujer a manos de su hermano, que entonces –año ‘95– era el mejor amigo del escritor, que se convierte en protagonista de un relato que le lleva, veinte años después, a intentar reconstruir los hechos. De momento, entre Carmona Hidalgo, su socio Salvador Serrano y el propio autor, están escribiendo el guion, pero el realizador asegura que ya tienen «avanzada» la fase de financiación y, aunque no haya todavía nada firmado, garantiza un «elenco actoral de primer nivel». Bueno, y dos cosas más (y no menos importantes):que se rodará en la Región y que, esta vez, no tardaremos siete años en ver el resultado.

Supongo que ya tenían ganas de soltar la bomba, ¿no?

La verdad es que sí. Cuando trabajas en un proyecto tan bonito y en el que hay tanta ilusión y tanta gente implicada, siempre hay ganas de darlo a conocer y de recibir la energía del público.

Además, esta no es una novela cualquiera... De hecho, diría que es, quizá, la que más debates ha suscitado de cuantas se han publicado en los últimos años en la Región. ¿A usted también le atrapó su lectura, como a tantos otros?

Sí, mucho. Principalmente porque puedo reconocer cada cosa que aparece en la novela, ya que se desarrolla en la huerta, lugar en el que me crié. Todo en ella me es familiar y cercano. Siento que hay mucho de mí en esa novela. Por eso es muy especial este proyecto, porque de alguna manera es volver a los orígenes tanto de Miguel Ángel Hernández, el escritor, como a los míos.

"Somos un grupo de locos que amamos contar historias y que disfrutamos como niños haciéndolo"

La novela es de 2018. ¿Cuándo se cruza usted con ella: ya entonces o ha sido directamente a raíz de este proyecto?

Ha sido directamente a raíz del proyecto. Daniel E. Moncho [el productor] conoció a Miguel Ángel, congeniaron en seguida y nos comentó que había leído sus novelas y que veía la posibilidad de hacer una película con una de ellas, con El dolor de los demás. No iba por la mitad de la novela cuando ya vi que, efectivamente, en esas páginas había una historia con muchas posibilidades. Además de que había cosas que me atraían muy fuerte, como lo que te comentaba del papel tan importante que juega el lugar en el que se desarrolla todo.

Tengo entendido que Moncho les hace llegar la propuesta poco antes de un pase de Últimas voluntades en la Filmoteca Regional. ¿Cómo fue ese momento? ¿Cómo les convence (a Salva y a usted)? ¿Le costó mucho o cayeron rápido en la ‘trampa’?

No tuvo que trabajar mucho para convencernos... Aunque todavía no había leído El dolor de los demás, solo con lo que Dani nos transmitía acerca de la manera en que le había impactado la novela ya intuía que a mí me iba a pasar, más o menos, algo parecido. Aunque a Salva le costó más verlo, porque es cierto que la novela tiene un carácter muy reflexivo y es una adaptación un tanto compleja... Pero era lo que queríamos: un reto y una historia que nos apeteciese mucho contar. 

Confesaba el otro día, después del anuncio, que llevan ya un tiempo trabajando en el filme. ¿En qué fase está?

Estamos escribiendo el guion y ya tenemos avanzada la fase de financiación. 

Supongo que es pronto y, si no, que todavía no se puede decir demasiado, pero... ¿hay alguna previsión de rodaje, elenco...?

La idea es rodar en 2026, lo que nos da cierto margen para poder recorrer antes todo el camino de la financiación, todas las ventanas, e ir haciendo el proyecto crecer en base a los objetivos que nos hemos propuesto. Y en cuanto al elenco..., estamos negociando con el protagonista que queremos y tenemos pensados a varios de los personajes, pero aún no hay nada firmado ni concretado. Lo que es seguro es que será un equipo actoral de primer nivel, con actrices y actores nacionales y también con una nutrida representación de murcianos.  

Y la idea es volver a rodar en Murcia, ¿no? En Últimas voluntades fue casi que por empeño suyo, pero en este caso... parece incluso exigible que nuestra huerta sea el escenario de esta película.

Sí, se rodará en la Región de Murcia. Por mil razones, pero principalmente porque, como bien dices, la historia se desarrolla en la huerta de Murcia. Bueno, y porque queremos rodarla aquí y así debe ser.

Imagino que tanto Salva como usted han hablado mucho con Miguel Ángel Hernández. ¿Qué tal con él?

Con Miguel Ángel la conexión es total desde el minuto uno. Y tenemos los tres una forma parecida de entender la vida, por lo que el trabajo está siendo muy fluido. 

¿Y qué papel va a jugar él en esta producción?

Miguel Ángel es un guionista más de esta película, junto con Salva y conmigo. Pero la idea es hacerle partícipe de cada fase del proyecto. Queremos disfrutarlo todos al máximo.

¿Cómo ve a Miguel Ángel? ¿Emocionado, cauteloso...?

Muy emocionado. Disfrutando mucho y siendo también muy consciente de la nueva dimensión que está cobrando su historia, su novela. Le veo entregado a la causa, ilusionado como un niño pequeño y disfrutando cada paso del camino. Todos lo estamos haciendo. Esto no deja de ser un grupo de locos que amamos contar historias y que disfrutamos como niños haciéndolo.

Me interesaba su rol en el proyecto porque esta es una novela... ‘rara’; en lo referente al planteamiento, me refiero. Digamos, mejor, ‘original’. Y eso está genial, pero también entiendo, como decía, dificulta la adaptación... ¿Cómo lo van a hacer? ¿Cómo va a ser esta película?

Sí. Es una novela especial, ya que es una vivencia personal y muy íntima del escritor, que se abre en canal y se expone completamente en estas páginas. En ese sentido, la adaptación es muy compleja, porque la novela tiene muchas fases puramente reflexivas que nosotros tenemos que traducir en imágenes y en hechos. Entonces, lo que estamos planteando es precisamente eso: coger los temas, los conceptos, las reflexiones que se dan en la novela, y las estamos convirtiendo en cosas tangibles. De alguna forma, se puede decir que estamos ampliando el universo de la novela, cogiendo la mayoría de cosas que se desarrollan ahí y dándoles cuerpo. Y conservando el alma del libro, que es algo que tenemos muy presente en todo momento.

La adaptación es muy compleja, porque la novela tiene muchas fases puramente reflexivas que nosotros tenemos que traducir en imágenes

Lo que es seguro es que todos los involucrados tienen una garantía que, supongo, les hace ser optimistas: que trabajan con un equipo que ya ha demostrado que funciona. Porque muchos de los nombres clave de Últimas voluntades aparecen de nuevo en El dolor de los demás... Han hecho piña tras aquella primera gran experiencia.

Sí, sin duda. Y gran parte del equipo también será el mismo. Últimas voluntades ha sido un proyecto muy bonito, pero muy duro también, y desde luego que esa experiencia nos ha unido a todos. Así que con los pocos que no estén en El dolor de los demás volveremos a colaborar más adelante, seguro.

Le quiero preguntar concretamente por uno de estos nombres: el de Salvador Serrano, que se ha convertido en su mano derecha.

Salva y yo llevamos muchos años trabajando juntos y nos entendemos a la perfección. Él fue realmente el impulsor de Últimas voluntades –además de coguionista–, porque confió ciegamente en mí. Así que, más que mi mano derecha, diría que es una especie de padrino. Y la persona que baja a la tierra un poco nuestras ideas y locuras es Dani, que ejerce como productor de los proyectos. Juntos formamos un equipo en el que nos complementamos bastante bien. Y compartimos una de las cosas más importantes para que este tipo de proyectos lleguen a buen puerto: la pasión por lo que hacemos.

Por último, Joaquín: ¿se nota lo cosechado con Últimas voluntades? ¿Hay más puertas abiertas? ¿Tardaremos menos de siete años en ver cómo este proyecto se hace realidad?

Sí, hay más puertas abiertas. Bastantes más. Y sobre todo hay un respeto y una consideración que antes no había y es normal. Y hay una carta de presentación que mostramos con orgullo y que sabemos que nos va a ayudar con El dolor de los demás y con el resto de proyectos en los que andamos trabajando. Así que sí, tardaremos bastante menos de esos siete años en estrenarla. Esperamos que 2027 sea su año y pueda ver la luz.