La CHS comienza a controlar a los regantes, que se han saltado las restricciones en más de 70 hm3

La Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) se ha reunido este viernes para tomar decisiones de control ante la situación de sequía. Pese a que ya había restricciones al riego, del 20% en regadíos tradicionales y del 30% en los no tradicionales, el presidente de la CHS, Mario Urrea, ha reconocido que hay un desajuste de entre 70 y 75 hectómetros cúbicos (hm³), es decir, que no se cumplieron las restricciones fijadas a final de 2023. 

“Se va a proponer mantener las restricciones y hacer un seguimiento muy exhaustivo de las tomas que se están realizando en el río, y en el caso en el que no se cumplan los objetivos, aumentar las restricciones, pudiendo llegar al peor escenario, pasar al 35% de restricción en regadío tradicional y en el no tradicional, al 50%”, explicó Urrea. 

Si no se cumplen los caudales máximos, se abrirán los correspondientes expedientes sancionadores que procedan que incluso podrían conllevar el precintado de las tomas de agua en los ríos por parte de los agentes ambientales y los guardas. "Los técnicos harán una evaluación semanal y si se van detectando incumplimientos, en primer lugar se activarán los mecanismos sancionadores que correspondan a los incumplidores y si el objetivo se está poniendo en riesgo, activaremos nuevas restricciones", dijo Urrea.

La situación hidrológica es complicada, ya que, en palabras de Urrea, se han superado los 100 litros por metro cuadrado en la cuenca, lo que supone el 50% de lo que llovió el año pasado: “Lo único positivo de la escasez de precipitaciones, es que de las pocas que se han producido son en cabecera y, por lo tanto, los embalses han podido regular unas aportaciones de unos 65 hm³ superiores a los del año pasado”.