La Catedral de Murcia acogerá por primera vez el próximo martes, a las diez de la noche, la interpretación de las Lecciones de tinieblas, a cargo de la directora del grupo de música antigua La Tempestad, Silvia Márquez; Sara Ruiz, quien tocará la viola de gamba, y las sopranos Olalla Alemán y María Eugenia Boix.

Las Lecciones de tinieblas es una de las obras más representativas del arte sacro. Tienen su origen en el Antiguo Testamento, en el libro de las Lamentaciones de Jeremías, y consiste en el rezo de la liturgia de las horas según el antiguo breviario romano de Jueves, Viernes y Sábado Santo a partir de la medianoche. En esta ocasión, se interpretará en martes -para no interferir con otros actos de Semana Santa- la obra compuesta por el clavecinista francés François Couperin en el siglo XVIII. Márquez espera que esta primera iniciativa se convierta en toda una tradición y en los próximos años salgan a la luz las de otros autores.

La Catedral acogerá la versión musical de las Lecciones, sin la ceremonia litúrgica, y los músicos interpretarán las tres primeras de las nueve que compuso Couperin, ya que las otras seis no se conservan. El concierto comenzará y finalizará con dos piezas de Bach para poder disfrutar «de la joya» del órgano de Merklin.

Además, está prevista la participación del organista de la Catedral, Alfonso Guillamón, en los interludios, y del presbítero tenor Alfonso Pérez Guarinos, quien cantará el Miserere al final del rito, como se hace desde la antigüedad.

Márquez, que tocará el clave y el órgano durante el concierto -que también dirige-, ha podido contar con Olalla Alemán y María Eugenia Boix. «Son músicas muy difíciles, porque es barroco puro, y en España apenas se representa y, cuando se hace, ambas sopranos son las que las cantan, por lo que ha sido una suerte que puedan acompañarnos en Murcia», explica.

A lo largo de la actuación, se llevará a cabo el rito de ir apagando las velas del tenebrario -15 velas que representan a los once apóstoles, las tres marías y la Virgen María- y que representa cómo Jesús se va quedando sólo a lo largo de la noche, lo que aporta «aún más belleza al conjunto».

La directora de La Tempestad espera que asista a este concierto único todo tipo de espectadores. «Es una obra muy intensa, es cierto que el texto es en latín, pero el dolor y el momento dramático de los hechos que narra [la destrucción de Jerusalén] llega a la gente; la música, el ambiente de las luces... hasta el contraste con el ruido de las procesiones sé que conmoverá a todos lo que se acerquen, entiendan o no de música antigua», describe la clavecinista.

Márquez recuerda que Couperin recibió el encargo de componer las Lecciones de tinieblas de las damas de la Abadía de Longchamp. Las tres primeras se publicaron en 1714 y se interpretaban en el interior del convento, a donde invitaban a participar a los cantantes más destacados de la época. «Asistía tal cantidad de gente, que por lo general no podía ir a teatros ni a conciertos, que acabaron prohibiendo la entrada del público; tenía éxito porque explicaban de forma sencilla y directa las historias bíblicas que narraba».

Un éxito que la directora de La Tempestad quiere llevar a Murcia y al siglo XXI. La agrupación de música antigua llevaba tiempo queriendo realizar este concierto, bien en la nave central -donde finalmente se interpretará- o en la capilla de los Vélez de la Catedral. «Ha sido finalmente gracias al concejal de Cultura, Jesús Pacheco, al deán de la Catedral, Juan Tudela, y del Cabildo Superior de Cofradías que ha salido adelante», agradece la intérprete, que junto a los componentes de La Tempestad no cejan en su empeño de seguir dando a conocer la música antigua.

De hecho, La Tempestad ha organizado junto a la consejería de Cultura el ciclo de Músicas Históricas en la iglesia San Juan de Dios, donde ya han actuado, entre otros, Ministriles de Marsias y Musica Alchemica, con la violinista Lina Tur, que interpretaron Las Sonatas del Rosario, de Biber, «que fue un éxito, lo que demuestra la importancia de dar a conocer estas composiciones», asegura Márquez.

«Hay que seguir siempre adelante para ello -añade-, porque son expresiones que no hay otra oportunidad de disfrutar si no se representan y por eso luchamos, no es como un museo en el que puedes contemplar un cuadro del XVIII. Música como la que interpretaremos el martes hay que vivirla, ya que ni siquiera escucharlo en disco es igual. En este caso, por ejemplo, el simple hecho de unir la música con el ambiente de las velas, merecerá la pena».