El alcalde de Cartagena José López de MC y su socia en el Gobierno municipal, la vicealcaldesa Ana Belén Castejón, del PSOE, han protagonizado nuevos deslices en los últimos días por el proyecto urbanístico de Hansa Urbana en el entorno del Mar Menor, y también a cuenta de una subvención concedida a la FAPA.

A ambos les crece la nariz como a Pinocho al afirmar que entre ellos «reina la armonía», ya que como cualquier matrimonio -en este caso político- tienen sus más y sus menos, aunque entren las filas del PP ya califican de «rupturas» sus últimas disputas e incluso aventuran su «divorcio», tal y como señalaron esta semana el portavoz popular en la Asamblea, Víctor Martínez, y su homólogo en el Ayuntamiento, Francisco Espejo.

En el caso de Novo Carthago, las diferencias han sido públicas y 'notorias', ya que mientras López manifestó desde un principio «que desconocía el proyecto urbanístico de Hansa Urbana»; «que lo más importante era la sentencia que obliga a la promotora a restaurar el monasterio de San Ginés de la Jara y que, lo de menos, era la propiedad del inmueble», ya que la empresa no está dispuesta a cederlo al Consistorio si no se le permite llevar a cabo su proyecto. Además, el regidor añadió: «Les he dicho que presenten un proyecto y que lo remitiremos a Medio Ambiente que es quien tiene competencias en esta materia». De este modo, López dejó la puerta abierta a que Hansa Urbana pueda urbanizar, aunque también dejó claro que la última palabra en esa 'patata caliente' la tiene la Comunidad Autónoma.

Por su parte, Castejón subrayó que «en ningún caso» defendería el plan parcial urbanístico en Novo Carthago porque es «incompatible con la preservación del Mar Menor», aunque matizó que «cumplirá con la normativa urbanística vigente». La vicealcaldesa explicó que el PSOE seguirá personado en la causa penal abierta por presunta corrupción de varios cargos municipales y del Gobierno regional, ya que no comparte «ni la forma ni el fondo» de ese desarrollo urbanístico.

Ante estas declaraciones, la reacción de su 'jefe' de Gobierno -que no del PSOE- no se hizo esperar. Así, López invitó a la vicealcaldesa y a la portavoz de Podemos, Pilar Marcos, «a dirigir la concejalía de Urbanismo durante 48 horas para prevaricar si es que quieren prohibir Novo Carthago. Yo no puedo hacerlo porque sería incumplir la ley». Con este escenario irrumpió en escena el secretario general del PSOE, Rafael González Tovar, y ahora sí, jefe de Castejón, quien propuso que se pida en la Asamblea una moratoria urbanística para estudiar con detenimiento el proyecto y su repercusión en la laguna salada. Con este gesto, González Tovar 'salvó' las diferencias entre ambos, ya que López dio su beneplácito a este periodo de suspensión del proyecto para que se haga un estudio exhaustivo del asunto. C´s ya ha manifestado que está dispuesto a apoyar la propuesta socialista en la Asamblea Regional.

Desde las filas del PP le echan en cara a Castejón «que use la Asamblea para dirimir sus problemas en el Ayuntamiento» y bromean con el hecho de que González Tovar tenga que 'enmendarle la plana' en su enfrentamiento con López. Se da la circunstancia de que fue precisamente el secretario general del PSRM-PSOE quien le dijo a Castejón que firmase el 'pacto de Gobierno' deprisa y corriendo con López para no perder la Alcaldía de Cartagena.

Pero es que al mismo tiempo, la vicealcaldesa mantiene otro 'fuego cruzado' con López por una subvención de 3.000 euros a la FAPA. El PSOE denunció que el presidente de la FAPA, Roberto Navarro, se había adjudicado con parte de este dinero un contrato con cargo a su empresa, cuestión que en palabras de López «había que estudiar con detenimiento. Ya le advertí al concejal David Martínez que se había precipitado», dijo. La cuestión de fondo no es que existan diferencias entre ambos, algo lógico entre políticos de diferentes partidos obligados a entenderse, sino que ellos mismos se encargan de airearlas y sólo llevan ocho meses de 'idilio'.